jueves, 27 de septiembre de 2007

Lo que le objeto al diario Público como lector potencial

Lazarillo

Siento decirlo, pero el primer número del diario Público me ha parecido una fruta inmadura cultivada con precipitación. Para afirmarlo no me mueve más interés que el de haber aguardado la salida del periódico con una cierta e ilusionada necesidad, pues faltaba en el mercado la alternativa de izquierda que sus promotores dicen haber elegido. Tampoco obedece mi crítica, por supuesto, a los habituales celos que en una profesión en extremo envidiosa provoca la aparición de un nuevo medio. En este sentido se han divulgado estos días titulares harto ofensivos acerca del supuesto carácter zapateril del diario.

Nada de eso me mueve porque me hallo al margen del oficio. Es más, estaba predispuesto incluso a celebrar una favorable impresión, si se hubiera dado esa circunstancia, porque Público representa una opción periodística ausente con la que me podría identificar. No ha sido así desde la misma portada, que recurre a un reportaje sobre el etarra culpable de la ruptura de la tregua, cuya información -según se afirma hoy en varios medios- había sido publicada semanas atrás en la revista Tiempo, dirigida entonces por el actual subdirector de Público. Sólo un fallo técnico en la elaboración de otro tipo portada, con una información distinta, justificaría ese recurso como opción de última hora.

Pero dejando a un lado ese supuesto accidente, paso a considerar lo que a mi juicio más me ha desagradado del nuevo periódico desde un punto de vista estrictamente profesional.

A.- No me parece idóneo el formato elegido, demasiado grande creo para el enfoque de portadas casi monográficas. Un formato así debería descartar lo monográfico para decantarse por una portada convencional de más varia y plural información y titulación.

B.-Me parece un error desaprovechar la contraportada en función a la actualidad deportiva y hacerlo además de modo exclusivamente gráfico. Debemos reconocer que el diario El País cambió para bien el concepto que se tenía de la última página, hasta el punto de que muchos de sus lectores comienzan la lectura del periódico por atrás, gracias a la calidad de la columna que cierra cada ejemplar y al breve e interesante reportaje o crónica de interés humano o social que la suele acompañar.

C.- Está bien que los columnistas de Público no se enrollen de vacío, pero que su jeta de afamado, más el título del artículo, ocupen en algunos casos un tercio del recuadro resulta excesivo, sobre todo cuando incluso así se enrollan de aire.

D.- Tres páginas para la sección de Opinión me han sabido a poco, no sólo extensiva sino cualitativamente. Preferiría, entre la densidad a veces excesiva del diario El País y la superficialidad esperemos que circunstancial de Público, una alternativa intermedia.

E.- El diario en general me ha parecido excesivamente colorista, en detrimento acaso de la imagen que pretende dar de rigor y claridad, y un tanto sucio en la edición fotográfica.

Todas estas objeciones no me han impedido valorar como muy positiva la dedicación que el nuevo periódico prestará a la secciones de Sociedad -¿por qué Actualidad?-, Ciencia, Investigación, Salud, Tecnología y Culturas, reduciendo la información política a lo más substancial de cada día. Por ser indicativo de un periodismo más al pie de las inquietudes de la calle, celebraré que Público mejore y consolide su trayectoria recién iniciada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay algo que también se podría destacar en un periódico que se dice de izquierdas y es que no se le note demasiado ese tinte, lo que habla a favor de la profesionalidad de quienes lo hacen, a menos que el suyo sea un izquierdismo superfluo.

Anónimo dijo...

Parece un periódico dirigido a los jóvenes treintañeros, y eso es muy poco para asegurar una audiencia que lo sostenga.

Anónimo dijo...

No sé hasta qué punto es comercial hacer periódicos para franjas de edad, sexos o colectivos determinados, pero haría mál Público si orienta su producto en base a lectores "jóvenes", eso exigiría una renovación periodistica permanente un tanto coluble.

Anónimo dijo...

Ya dije en su momento que no esperaba grandes cosas de ese periódico, Lazarillo. Lamento, empero, su dececpión porque sé que es usted un buen periodista.

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