viernes, 14 de septiembre de 2007

La Iglesia y las dictaduras: Ayer y hoy

Lazarillo

En el último día de presentación de testigos con motivo del juicio que se celebra en Buenos Aires contra el sacerdote Von Wernich, acusado de colaboración represora con la dictadura argentina, el Premio Nobel de la Paz Pérez Esquivel describió el papel de la católica iglesia durante esos infaustos años. Reveló que él mismo es un sobreviviente de los vuelos de la muerte y que, cuando le habló al difunto Papa polaco de los jóvenes secuestrados, Juan Pablo II le recomendó que se ocupara de los niños de los países comunistas. Nunca logré que la Iglesia hiciera algo por los desaparecidos, añade en la entrevista que publica en su edición de hoy el diario Página/12. Pero si ésta es la oscura memoria de un pasado ignominioso, qué decir de las actitudes y los criterios vigentes entre la alta jerarquía eclesiástica. Ocurrió el pasado día 11 en Chile, fecha marcada por el inicio de otro duro y dilatado período represivo en aquel querido país. El cardenal Jorge Medina, a quien correspondió el encarga de anunciar al mundo la nueva del nombramiento del cardenal Joseph Ratzinger como Benedicto XVI, estuvo presente y bendijo una ceremonia celebrada por la familia del dictador Pinochet para conmemorar el trigésimo cuarto aniversario del golpe de Estado en Chile. Medina es recordado por su defensa a ultranza de la dictadura, en correspondencia con el calificativo que su eminencia dispensó al general Augusto : un hombre de bien.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde la dictadura papal promulgada en el año mil y pico por la iglesia, toda la iglesia es dictadura, afín a las dictaduras.

Anónimo dijo...

Me refiero a la Dictatus Papae de Gregorio VII, año 1075 de nuestra era.

Anónimo dijo...

Cuando llegue el momento - y a todos nos llega-, cada uno deberá dar cuenta de sus actos, desde el Papa al último de los mendigos de este mundo. Si se cree esto, aunque el relato nos escandalice, no logrará mitigar la virtud de la Esperanza, y ya van dos. Respecto de la tercera y más importante, la Caridad, procede dar lecciones a Su Eminencia de Amor pero comenzando por todos y cada uno de los que nos escandalizamos, no sea que viendo la paja en ojo ajeno no reparemos en la viga del propio.

Anónimo dijo...

Y no se olvide Leda que antes del Papa citado, mucho antes, está el Concilio de Nicea, que es cuando la iglesia emprendió su escalada hacia el poder omnímodo.

Anónimo dijo...

Elegido Papa por aclamación popular, en Abril de 1073, dos años después publicó el Dictatus Papae, resumen de cual debe ser la postura del Papado frente a los poderes temporales y muy especialmente frente al Sacro Imperio. Sus ideas al respecto pueden resumirse diciendo que el Papa es el señor absoluto de la Iglesia en todos sus aspectos: locales, temporales y conciliares. Es, asimismo, señor supremo del mundo y a él deben someterse los reyes y el propio Emperador. Por último, la Iglesia Catolica romana ni erró nunca ni errará jamás. Enrique IV, a la sazón emperador del Sacro Imperio,no aceptó tan duras condiciones y ello inició el largo período histórico que se conoce con el nombre de "guerra de las investiduras". Al principio Enrique cedió; se humilló ante el Papa en Canosa y logró que le levantara la excomunión, pero después el Papa perdió porque cuando lo excomulgó por segunda vez los obispos alemanes lo depusieron y nombraron a un tal Clemente III. Enrique lanzó su Ejército contra Roma y Gregorio tuvo que refugiarse en el castillo de Santángelo (el antiguo Mausoleo de Adriano). Pide y logra la ayuda de los normandos, pero éstos tras derrotar a Enrique saquean Roma. Gregorio, retirado en Salerno, falleció en 25 de mayo de 1085. La guerra de investiduras se prolongó hasta 1122.

Anónimo dijo...

Mil años de imposición para imponerse otros mil, son muchos para soportar tanta hipocresía.

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