Luisa de León
En una carta tan breve como elocuente y emotiva, otro esclarecido teólogo, don José M. Castillo, comunica a la Compañía de Jesús, orden religiosa a la que pertenecía, que se va de la Iglesia: Roma no tolera la libertad de pensar y hablar, dice, y callarse en este momento es hacerse cómplice de lo que está pasando: Me preocupa mucho la Iglesia, su bloqueo en la burbuja clerical, que le impide ver la realidad de muchas cosas y que no le permite relacionarse con el dolor del mundo. La Iglesia vive para sí misma y no para los que sufren. Y eso no se puede dejar así. Al menos nos queda la palabra. Por esa palabra, que partir de ahora será más libre, es recomendable leer la misiva de don José y algunos otros artículos que perfilan su personalidad y pensamiento.
1 comentario:
Se van los que miran adelante. Los que se quedan atrás, se quedan con nosotros.
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