viernes, 28 de septiembre de 2007

El Diario Ruso de Anna Politkóvskaya

Félix Población

Antes de ser asesinada en el portal de su casa en Moscú hace un año, Anna Politkóvskaya pudo dejar listo para la imprenta su último libro, Diario Ruso, que ahora aparece editado en español (Ed. Debate) y acaba de ser presentado en Segovia por tres reconocidas corresponsales de guerra: Georgina Higueras, Janine de Giovanny y Olga Rodríguez. Todo parece indicar, según van las investigaciones policiales -que quizá nunca lleguen a dilucidar a fondo quién o quienes instigaron a los asesinos-, que la periodista rusa fue víctima del gobierno títere de Putin en Chechenia, tal como también diagnostica Josep Ramoneda en el prólogo de la obra.

La primera parte del libro de Politkóvskaya se centra en el análisis de las elecciones que legitimaron el segundo mandato de Vladimir Putin, en las que el presidente ruso se sirvió de su poder omnímodo para emplear todo tipo de recursos con el fin de prolongar su ejecutoria. Su estrategia, según la autora, no tuvo reparo en secuestrar y drogar a otros candidatos para anularlos, así como en eliminar toda independencia de los poderes públicos y los medios de información. Putin se sirvió del conflicto checheno para incentivar el nacionalismo ruso y persiguió y encerró a potentados empresarios contrarios a su línea política.

No puede faltar en la última obra de Politkóvskaya el periodismo de acción e intemperie, con sus historias en vivo a pie de calle, que abonan en la reportera una perspectiva sumamente condolida por los derroteros que presagia para su país. Según Georgina Higueras, corresponsal de la cadena SER en Rusia entre 1997 y 2001, Diario Ruso rezuma una soledad tremenda, la soledad de quien se dedica a denunciar el espanto de los regímenes totalitarios que utilizan a la población como carne de cañón.

Aunque apenas cubre un periodo de dos años, el que media entre las elecciones de diciembre de 2003 y el trágico, extraño y nunca aclarado desenlace del secuestro de la escuela de Beslán en 2005 -en el que Politkóskaya quiso mediar y sufrió un intento de envenenamiento cuando se trasladaba en avión con ese fin-, el libro es todo un testamento político y humano de la autora, así como una auténtica credencial de la vocación periodística libre de servidumbres:

Lo veo todo, y ese es el problema -dice Anna Politkóvskaya-. Veo tanto lo que está bien como lo que está mal. Veo que a la gente le gustaría que su vida cambiara para mejor, pero es incapaz de poner los medios para que eso ocurra. Un hongo que crece bajo una gran hoja no puede confiar en quedarse como está. Sin duda alguien lo verá, lo cortará y se lo comerá. Cuando uno es un ser humano no puede comportarse como una seta.

Leeré Diario Ruso y daré cuenta de su contenido pensando en las madres de Beslán, cuyo llanto por la muerte de sus hijos quizá nunca, como el asesinato de Anna, pueda ser mínima y dignamente reconfortado con la verdad de los hechos. Acaso porque quienes luego la mataron no permitieron que Anna Politkóvskaya estuviera allí para que nos lo contara en su diario póstumo.

Al pie de la letra
LAS MADRES DE BESLÁN SE DECLARAN CULPABLES
Nosotras, las madres de Beslán -comenta Marina Park-, somos culpables de haber dado la vida a unos niños condenados a vivir en un país que decidió que no los necesitaba. Somos culpables de haber votado a un presidente que decidió que nuestros hijos eran desechables. Somos culpables de haber estado calladas durante diez años sobre la guerra que está asolando Chechenia y que ha hecho surgir rebeldes como Kulaev.
Diario Ruso, 24 de ahosto, 2005

JOSEP RAMONEDA: LA DESHONRA RUSA
En "La deshonra rusa", Anna Politkóvskaya señalaba tres razones por las que no le gustaba Putin: el racismo, un racismo a menudo invisible, como es propio del siglo XXI, que se va extendiendo por todo el país; la antirreconciliación, es decir, la voluntad de mantener a los ciudadanos en permanente combate contra un enemigo, en eset caso, el mal caucasiano, y la justicia sumaria, “cargarse a los terroristas en los meaderos”, conforme a la célebre frase de Putin; otorgar a las fuerzas de seguridad y sus círculos concéntricos poder para actuar permanentemente bajo el principio de excepción de la ley.
Del prólogo a Diario Ruso

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si matan a quienes cuentan la verdad, ¿cuál es la historia que sobrevive?

Anónimo dijo...

Las editoriales montan negocios sobre la honradez, en este caso de quien por hacer su trabajo a conciencia fue asesinada.

Anónimo dijo...

Estas excepciones son de las que se sirve la profesión de periodista para excusarse cuando en ella se encuentran tanta gente servil e indeseable.

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