viernes, 10 de agosto de 2007

Moe Fishman y la conformidad de Europa ante la farsa USA en Oriente Próximo


Melibea

Aunque en principio pudieran parecer textos de muy dispar condición y/o distante relación, considero que la reciente muerte a lo 92 años de Moe Fishman, que junto con otros jóvenes norteamericanos formó parte de la Brigada Abraham Lincoln en su lucha contra el fascismo durante la Guerra Civil española, nos debe hacer recordar -en relación con nuestro presente histórico- lo que este anciano luchador por la libertad mantenía acerca del motivo de su altruista intervención en aquel trágico conflicto: Fue la República Española y su gente quienes pelearon en esa guerra y merecieron el mayor crédito por la gran lucha que libraron, que les dio a las democracias una oportunidad de dos años y medio para sustituir una política de fascismo simulado, encabezada por Chamberlain en Gran Bretaña y con el apoyo de Roosevelt, a una política de lucha activa contra el fascismo. Si hubieran combatido activamente contra el fascismo de 1936 a 1939, hubiéramos detenido a Hitler y se hubiera evitado la Segunda Guerra Mundial.

Inserto en el discurrir de la conflictiva actualidad internacional, el siguiente es un escrito de don Gaspar García Fernández, lector del diario El País, perteneciente a la carta publicada hoy por este periódico acerca de la anuente postura que mantiene la Unión Europea con respecto a la política exterior nortemericana:

Como la actual Administración de Estados Unidos busca un bálsamo que la haga presentable sin reconocer su fracaso en Irak, quiere encontrarlo en Oriente Próximo, con el cosido urgente de un parche de paz entre el anuente presidente de la Autoridad Palestina y el presuntamente corrupto primer ministro israelí. EE UU acaba de rellenar las arcas militares de Israel y reflota la anuencia de los países árabes proclives a su amistad y a otras dádivas menos inocentes, como venderles armas para disuadir a Irán o preparar su invasión. ¿No es la enésima burla a la democracia y al machacado pueblo palestino? Norman Birnbaum lo escribía el pasado domingo en EL PAÍS: "Ahora, Estados Unidos quiere inundar Oriente Próximo de armas... Los Gobiernos europeos actúan como si el régimen de Bush fuera un Estado democrático normal, pero, en realidad, es un Estado autoritario y militarizado". Bueno, pues Europa está de vacaciones, y cuando no lo está opta por la vista gorda ante los designios falaces y antidemocráticos del actual inquilino de la Casa Blanca.

Del substancioso artículo al que se refiere el lector mencionado, La irresponsabilidad de Europa, firmado por quien es catedrático emérito de la Facultad de Derecho en la Universidad de Georgetown, éstos son los fragmentos que estimo de mayor enjundia:

Los europeos siguen mostrándose conformes con esa farsa que es la política de Estados Unidos para Oriente Próximo. Se anuncian iniciativas fraudulentas que luego son rápidamente enterradas. Eliot Abrams, que aunque formalmente es funcionario estadounidense de hecho representa a Israel en nuestro Consejo Nacional de Seguridad, aseguró hace poco a un grupo proisraelí que la secretaria Rice necesita dar la impresión de que hace cosas, pero que el presidente nunca actuaría en contra de Israel. El débil primer ministro israelí, Olmert, tiene la fuerza suficiente para dejar las fronteras, los refugiados y Jerusalén fuera de las negociaciones con los palestinos, con los que las convierte en inútiles. Ahora, Estados Unidos quiere inundar Oriente Próximo de armas. Los amigos de Israel en el Congreso se han opuesto, pero darán su consentimiento si se garantiza la superioridad militar israelí. No tienen en cuenta la incompetencia de los generales israelíes ni la posibilidad de que, en el próximo conflicto, la moral de la población civil se venga abajo. Es mucho más fácil mantenerse firmes en Brooklyn que en Haifa.
Mientras tanto, Estados Unidos prepara un ataque contra Irán. Las negociaciones con los iraníes en Bagdad están dominadas por las acusaciones de que los iraníes son responsables de los atentados contra las fuerzas estadounidenses. Se están llevando a cabo actividades encubiertas en el interior de Irán. Bush puede estar seguro de que una acción contra ese país dividirá a los demócratas, porque Israel estará de acuerdo. La alianza creada por él y formada por el lobby israelí, los unilateralistas del sector militar-industrial y los defensores de la literalidad de la Biblia, que van en busca del Apocalipsis, sigue viva y coleando. El incremento del poder presidencial, tanto legítimo como ilegítimo, a lo largo del último siglo imperial hace que nada pueda detener a Bush. Y Brown ha vuelto a darle luz verde: no excluye emprender acciones militares contra Irán.
Para no ser menos, el dirigente socialdemócrata alemán Kurt Beck ha exigido que se amplíe la participación de Alemania en Afganistán. Tendría sentido si, al mismo tiempo, reclamara un compromiso con las tareas de reconstrucción económica y social. Alemania podría también exigir que las fuerzas estadounidenses en Afganistán modifiquen sus tácticas actuales: primero disparan, luego preguntan y luego dicen que todas las víctimas eran talibanes. En las circunstancias actuales, Estados Unidos aprovechará la iniciativa alemana para sus propios fines. Las definiciones de "socios" que utiliza EE UU proceden de diccionarios bilingües escritos por completo en inglés de América.
Hay una última cuestión. Dentro de nuestras fronteras nos encontramos ante un golpe de Estado permanente. El código de conducta de la Casa Blanca se caracteriza por las falsedades sistemáticas, el secretismo y la violación de la Constitución. También los europeos son blanco de la expansión del Estado norteamericano. Los secuestros en territorio europeo, la intercepción de sus comunicaciones electrónicas y la captación de las élites europeas por parte de nuestro aparato no van a cesar. Los Gobiernos europeos actúan como si el régimen de Bush fuera un Estado democrático normal, pero, en realidad, es un Estado autoritario y militarizado. La aprobación incondicional de la campaña contra el "terror" por parte de los europeos refuerza las pretensiones de legitimidad de Bush
. Las mayorías en las dos Cámaras del Congreso están esforzándose para restablecer el imperio de la ley, y los Gobiernos europeos están interfiriendo al ponerse del lado de un presidente que, sin ningún género de dudas, no comparte los valores democráticos, pluralistas y laicos de sus ciudadanos. Esta irresponsabilidad, si no se corrige, nos costará a todos muy cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario