lunes, 9 de julio de 2007

San Carlos Borromeo: La unidad de la iglesia se vive en la diversidad


Luisa de León

El pasado viernes se celebró en la parroquia madrileña de san Carlos Borromeo, sobre cuya gestión solidaria en pro de los más desfavorecidos pesa desde hace meses una advertencia de cierre dictada por el arzobispado de Madrid, una concelebración de apoyo a la labor que viene realizando dicha comunidad en la populosa barriada de Entrevías desde hace más de veinte años, en la que se dio a conocer a modo de homilía compartida el siguiente y confortador mensaje:

Desde final de marzo estamos viviendo, en cercanía con la comunidad parroquial de San Carlos Borromeo, una situación de desencuentro. Echamos en falta la comprensión y el diálogo entre la manera de vivir y expresar la fe de esta comunidad y la de otros miembros de la iglesia de Madrid.Por eso queremos manifestar nuestro deseo y petición de que los problemas y la falta de entendimiento se resuelvan por la vía del diálogo. La unidad de la Iglesia se vive en la diversidad.

Sabemos del recorrido que desde hace más de 20 años ha ido viviendo esta comunidad. Ha sabido acoger e integrar a jóvenes en dificultad, a sus madres, a los que salían de las prisiones, a los que se encontraban con carencias de todo tipo, a los que no veían solución y salida a sus vidas. A través de la acogida, el apoyo incondicional y su defensa en tantas cosas, ha nacido el cariño, la segundad, la capacidad de autoestima y también el sentido de no devolver el daño que ellos de alguna manera han recibido.

Y con ellos se ha hecho un recorrido en la fe. En momentos importantes de sus vidas; en los funerales por la muerte de algunos de ellos, se ha celebrado con todos la cena del Señor, se ha partido el pan en su memoria y han ido descubriendo el sentido profundo de este gesto. Y se ha entendido la Buena Noticia de Jesús, sus gestos liberadores, las curaciones y la expulsión de los demonios. La expulsión del miedo:
¿Por qué tenéis miedo...? Tu fe te ha curado...

Muchas personas se han ido añadiendo a la comunidad, profesionales que queriendo echar una mano, descubren que son ellos los que más reciben; inmigrantes sin papeles, personas sin vivienda y trabajo; musulmanes con los que al convivir han descubierto que al rezar juntos, lo estamos haciendo al mismo Padre. Se ha ido formando una comunidad con personas de toda clase social, que al ir compartiendo sus gozos y esperanzas, sus dolores y la búsqueda de soluciones, al ir poniendo en común sus casas y sus vidas han podido también celebrar juntos sus creencias y aliviar juntos el sufrimiento de tantos.

Sus celebraciones son sencillas. Se parte y se comparte el pan, se celebra la cena del Señor y su memoria da sentido a la vida, a las luchas y a los esfuerzos por superar dificultades. Por eso nos sentimos unidos a esta comunidad: A su manera de vivir y celebrar la fe: en comunidad parroquial abiertos y atentos a la situación real de tantas personas marginadas. Descubrimos que el lugar social de los excluidos es el espacio vital en donde entendemos mejor el anuncio del Evangelio.

Desde la realidad de los más empobrecidos, el anuncio de la Buena Nueva es una Palabra ofrecida a todas las personas: Se anuncia la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, se busca la libertad para los oprimidos y se anuncia la amnistía por parte de Dios (Le. 4, 18,19).

No podemos consentir que a los que se encuentran rechazados y marginados en nuestra sociedad, se les margine también dentro de la Iglesia. Tienen derecho a tener su parroquia, tienen derecho, no sólo a ser reconocidos, sino a ser considerados los primeros: Te doy gracias, Padre, porque estas cosas se las ocultas a los sabios y entendidos y se la revelas a la gente sencilla (Mt. 11, 25) .

Pensamos que las celebraciones de la fe deben ser significativas y comprensibles para todos los que participan y sobre todo para aquellos que consideramos los primeros: toxicómanos, inmigrantes, presos, enfermos de sida, prostitutas, familias separadas, familias sin recursos, homosexuales, mujeres maltratadas...

Vivir la fe en la Iglesia, vivir el Evangelio de Jesús, nos vincula a todo tipo de personas y condición. En la mesa del Señor caben todos, y sobre todo los que tienen fe en el ser humano, los que parten el pan con el hambriento, acogen al extraño, se preocupan del enfermo y del que no tiene libertad, los que se esfuerzan por construir la paz, y un mundo más humano.


Reddiario
Noticia
EL NIÑO QUE SE APELLIDABA INFIERNO
Cuando el señor Infierno quiso matricular a su hijo Max en la escuela de San Pedro Apostol de Melbourne los profesores le dijeron "no", según informa la cadena pública británica BBC. La escuela es católica y no vió con buenos ojos un niño con semejante apellido. Sin embargo, la dirección cambió de parecer cuando los padres matricularon al niño bajo su nada sospechoso apellido materno, Wembridge. El niño tiene ya un sitio en la escuela, pero su padre acusa al centro de cambiar de criterio por la presión mediática.
20Minutos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Existen muchas confesiones religiosas, cristianas o no, en las que sus creyentes practican las enseñanzas del Evangelio al margen del Papado de Roma y de la Jerarquía Católica. Ser cristiano no implica necesiariamente ser católico, pero la proposición inversa no se cumple, pues todo católico es cristiano. Por consiguiente carece de lógica proclamarse católico y después ser más papista que el Papa. Así pues, si la Iglesia Católica no sigue los preceptos del Evangelio, entonces uno se sale de ella y los sigue, bien en otra confesión, o bien de un modo individual. Todo ello, naturalmente, a no ser que se sienta la vocación reformadora, pero en ese caso conviene advertir que la Iglesia Católica puede suspender "a divinis" a los sacerdotes y separar de la Comunión de los Santos a los fieles reformadores. Porque también está escrito: "Quien no esta conmigo está contra Mí, y quien no recoge, desparrama" Y también. "Tu eres Pedro y sobre esta piedra yo contruiré mi Iglesia y las puertas del Infierno no prevalecerán frente a ella. Cuanto atáreis en la tierra será atado en el cielo y cuando desatarais en ella será desatado en el cielo. Aclaro que lo de "Católica" brilla por su ausencia.

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