martes, 10 de julio de 2007

ZP debería contener su optimismo

Félix Población

El secretario general del PSOE se presentó ayer respirando optimismo en la ejecutiva de su partido. Tan es así que no tuvo reparo en asegurar que seguimos siendo un país alegre, sereno y confiado, lo cual, con los precedentes que marcaron la llegada de ZP a La Moncloa, las circunstancias que se dan en Oriente Medio y las expectativas de atentado que alimenta ETA, quizá sea una afirmación en extremo exagerada. Puede que el señor Rodríguez Zapatero se haya dejado llevar de modo muy subjetivo por el estimulante fin de curso que ha supuesto para su gobierno el debate sobre el estado de la nación, con su marcado carácter electoralista de largo alcance.

Potenciado por el efecto incuestionable y rotundamente favorable que ha tenido para ZP su lid parlamentaria con don Mariano Rajoy, de cuya evaluación estadística en la opinión pública se evadieron los medios afines al PP, el señor Presidente del Gobierno se ha servido de la coyuntura para apostar por su proyecto político más allá de las venideras elecciones. Puede que a muchos les parezca cosmética esa escueta remodelación gubernamental, pero quienes ocupan hoy los puestos de nuevos ministros están llamados en teoría -ya sea por su personalidad, peso político o valía profesional- a unas expectativas en su gestión de mucho mayor recorrido que las de los próximos ocho meses.

No contento con ese retoque en su ejecutivo, el señor Rodríguez Zapatero acaba de sumar un nuevo contrafuerte más a su plan de acción para los comicios de marzo. El rescate de don José Bono para la política activa, quinces meses después de su dimisión como Ministro de Defensa y luego de haberse resistido a la quema como candidato a la alcaldía de Madrid, presupone todo un puntal asentado por el PSOE en la capital de Castilla-La Mancha en pro del voto de centro, tantas veces cosechado por don José como presidente revalidado en aquella Comunidad. A cambio de esa aceptación como cabeza de lista por Toledo, ZP ha unido a su proposición -consciente de la talla y ambición política del señor Bono- la de la presidencia del Congreso en caso de victoria electoral.

Si a estas pericias políticas se le unen los tres abortados intentos de atentado de ETA, a más de las sucesivas y significativas detenciones de terroristas desde el final explícito del falso alto el fuego de la banda, es muy posible que el señor Presidente del Gobierno aplique a su país lo que siente en su fuero interno. Si es así, más valdría que se contuviera a la hora de manifestarlo. No porque a España le sobre esta clase de estímulos, sino porque las penúltimas declaraciones optimistas de ZP encontraron una fatal réplica hace siete meses, en el aeropuerto de Barajas, por parte de quienes desde el terror pretenden que el nuestro no sea un país alegre, sereno y confiado.

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TE JURO QUE TE LO PROMETO
Tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompió. Tanto insistió Rajoy en que el cántaro del Gobierno estaba a punto de romperse que ni poniéndole la zancadilla con ETA y el temible recibo de la luz logró romperlo. Más aún, después de constatar que quien estaba roto era el argumentario vacío de la oposición, Rodríguez Zapatero tomó “el camino de la Zarzuela” como le había indicado Rajoy, pero para presentar al rey su nuevo gabinete.
Ahí le faltaron reflejos al presidente. ¿Os imagináis el golpe de efecto (iba a decir el descojone, pero no queda fino) si Zapatero hubiese contestado en la réplica algo parecido a esto: “Pues por primera vez este bobo solemne va a hacerle caso; el próximo lunes tomaré el camino indicado por usted hacia la Zarzuela”. La foto de la boca abierta de Rajoy hubiese quedado para siempre incorporada a los anales de la oratoria parlamentaria, como los latigazos dialécticos de Azaña
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Manolo Saco, Saco sin Fondo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No adelantar las elecciones puede suponer que el gobierno está seguro de su lucha antiterrorista. Parece que hasta ahora así ha sido. Pero ojo, ETA no tiene prisa en actuar siempre que su acción sea sonada. Coincido con Félix en que Zapatero debe dominar su optimismo.

Anónimo dijo...

Y yo que creo que Bono se usa más para evitar su resentimiento que para conseguir votos, Zapatero no lo quiere como adversario, más valle tenerlo contento y el puesto de presidente del Congreso le da a Bono bastante juego para su folklore, ¿no creen?

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