jueves, 19 de julio de 2007

Doña Letizia Ortiz de perfil y las amistades del ayer

Lazarillo

No debe ser fácil para quien mantuvo como periodista en la soltería o el matrimonio plebeyos una muy activa relación social y profesional adaptarse a los rigurosos protocolos cortesanos. Es en cierto modo como hallarse reclusa en medio de las regalías y el boato, aunque se cuente con el apoyo y el cariño inestimable del príncipe heredero. Hablo, claro está, de doña Letizia Ortiz, esposa de don Felipe de Borbón, a quien hemos atisbado sólo de pasada en las imágenes transmitidas por TVE con motivo de bautizo de la segunda hija del matrimonio, según imposición debida al credo oficial de la monárquica institución. Los más perspicaces han creído ver, gracias a los pormenores faciales que permite descubrir la indiscreta mirada de las cámaras, una cierta variante en el sustantivo perfil romano de la Princesa. Se ha llegado a decir que la misma era consecuencia de una corrección por mor de la estética, pero para doña Marta Cibelina, que merced a sus contactos tiene en suscripción un dietario de incidencias sobre doña Leti, los rumores apuntan a que el retoque nasal podría deberse a un simple corte del frenillo situado entre los incisivos superiores y el nacimiento del labio superior. Se trata, en palabras de la citada cronista, de una sencillísima operación que además mejora mucho ese tipo de perfil nasal al sonreír. Para que la risa siga avivando al natural a quien será reina consorte en pocos años, cuenta Cibelina que no ha perdido doña Letizia el contacto con las amistades del ayer, entre las que doña Sagrario Ruiz de Apodaca, esposa de don Lorenzo Milá, es una de las más asiduas. Resulta comprensible que la señora de Borbón eche de menos, como suele ocurrir a quienes han ejercido alguna vez la absorbente profesión periodística, ese ambientillo de francachela gremial, tan liberado como liberador, que constituye la sal del oficio. Doña Letizia sabe que ahora lo tiene vedado por prescripción de cargo, ante el riesgo que puede comportar hacerse carne de mentidero por parte de muchos de sus colegas. Algunos no se conformarían con indagar en las variantes de un perfil romano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues qué quiere que le diga, Lazarillo. A mí el perfil de Doña Leticia me trae por completo sin cuidado y no creo que sea una cuestión de Estado si se lo modifica o no. Y, bueno, la amistad nada tiene que ver con el rango.

Anónimo dijo...

Ese Peñafiel está que no se aguanta...Se le nota cada vez que escribe de la CR.

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