Luisa de León
Dado que con el cronista Clodovaldo, titular del periódico El País en Caracas, al que hoy excepcionalmente su periódico ha reemplazado por un despacho de agencia para contar por lo breve la masiva manifestación de ayer de apoyo al Gobierno venezolano, no vamos a tener oportunidad de que ningún representante de aquella administración dé sus razones sobre el fin de la concesión al canal RCTV, hemos recurrido una vez más al socio del Grupo Prisa en Argentina, el diario Página/12. Sabido es que esta acreditada publicación presta a la información relativa a los gobiernos socialistas de América Latina (Bolivia, Venezuela, Ecuador) un tratamiento más abierto y ecuánime que el ofrecido por el diario español, acaso por una mayor proximidad a la verdadera realidad latinoamericana, puede que porque de su grado de adaptación al entorno sociológico dependa también un mayor rendimiento mercantil. Lo cierto es que la entrevista con el Ministro de Comunicación del Gobierno de Venezuela William Lara, personalidad clave además en el gabinete de don Hugo Chávez, clarifica algunas cuestiones. A la pregunta de la periodista entrevistadora de por qué RCTV fue el único medio sancionado cuando todos los demás en aquel país apoyaron el levantamiento frustrado en 2002 contra el Presidente Chávez, ésta es la respuesta del señor Lara:
Aunque haya habido afirmaciones relativas a la conducta de esta televisora durante el golpe de Estado, ésta no fue la causa por la que el gobierno decidió no renovar la concesión. Distinto a las otras televisoras y radios que también estuvieron relacionadas con el golpe, este concesionario violaba sistemáticamente la normativa legal –la ley de responsabilidad social de los medios, la de protección a la niñez y la Constitución venezolana–. Hay un ejemplo que es muy claro. La ley de responsabilidad social de los medios establece horarios para la programación y la clasifica según su contenido. Por ejemplo, la mañana y la tarde están reservadas para programas con contenido infantil o moderado y la noche para programas para adultos. Sin embargo, RCTV, con una actitud prepotente, solía colocar a la cinco de la tarde programas para adultos, violentando derechos de los niños venezolanos. La Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) emitió repetidos exhortos para que acatara la ley y rediseñara su programación. La respuesta del canal fue el silencio, una reacción típica de la oligarquía y su soberbia. Esta situación se repitió hasta que el gobierno tuvo que analizar si renovar o no su concesión y decidió que RCTV no tenía el carácter ético para continuar trasmitiendo como un canal de aire.
RedDiario
Artículo
TVES
Durante años hemos visto que la programación de la mayoría de los canales de televisión, particularmente los privados, se ha desprendido del rol que, según su definición, deben cumplir. La televisión, que es un medio sumamente poderoso para reproducir e implantar modelos de conducta en la sociedad, se sustenta en un esquema de enfoque meramente comercial, gracias al cual no importa el mensaje que se emite; lo importante es el resultado para las empresas que pretenden vender sus productos, incluida la producción propia de cada planta de televisión.
Lejos han ido quedando los intereses colectivos y los valores que deberían promover las condiciones de una vida en sociedad sana. El servicio público en televisión se ve reducido a publicitar solicitudes de donativos para causas diversas.
Está bien que eso se haga, lo que está mal es restringirlo a esas escasas actividades. Concebir hoy una televisión de servicio público se enfrenta a grandes desafíos. El poder de los grandes grupos económicos que están detrás de los medios de comunicación vela por sus intereses de empresa y no por los intereses del colectivo al cual se dirigen.
El concepto de una nueva televisión debe, entonces, replantearse los esquemas que hasta ahora han regido la concepción de las empresas de televisión. La nueva televisión de servicio público que se pone en marcha hoy en Venezuela a través de la creación de la Televisora Venezolana Social (TVES), busca una sincera y efectiva democratización del espectro radioeléctrico.
Con TVES se podrá dar rostro a los que no lo tienen, pues la dictadura mediática que rige a las sociedades de opinión anula las voces locales, las tradiciones y condiciona la cultura a un efecto de comercialización. Desde sus inicios, la televisión se erigió como un arma para modelar la conducta de la sociedad. Quienes la controlan alegan que sólo son reflejo de la misma, pero lejos de eso, inducen modelos de vida que nada o poco tienen que ver con la realidad de las personas. Se incita a que la gente siente suplantada su identidad por una que repite los esquemas de realidades sociales de sectores muy reducidos, además lejanos, a los que las grandes mayorías no pueden aspirar.
Franklin González, LR21com, Uruguay
5 comentarios:
Here, the Chavéz TV.
Al fin sabemos algunas de las razones del Gobierno gracias a un periódico argentino. La liberetad de información en España lo agradece.
Con suerte podemos leer esa entrevista mañana en El País, no sea usted tan suspicaz, doña Luisa. Por cierto, de qué parte de León dice usted que es?
Bueno puestos a hallar disculpas es seguro que encontraríamos muchas, pero la cuestión no es si la cadena debía ser cerrada o no, sino quien debía decretar cerrarla: si el Ejecutivo o el Poder Judicial.
Hablar de cerrar es impropio cuando el canal sigue funcionando vía satélite, Internet o por cable, algo que no han podido hacer los muchos canales a los que no se les renovó la licencia en España sin que nadie se ragara la vestiduras.
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