sábado, 23 de junio de 2007

Referéndum sobre el sostenimiento de la Iglesia

Melibea

Es sabido de todos que entre el electorado que apoya al Partido Socialista son muchos los ciudadanos que coinciden con el criterio de don Daniel Pizá, del que hoy tenemos noticia por su carta publicada en el diario El País, pero no falta también un sector muy significativo de votantes que no lo comparten, por lo que la propuesta del señor Pizá, por muy razonable que sea, nunca merecerá reconsideración en el PSOE. Tan timorato proceder hace factible que los respetables monseñores, movidos sin duda por muy añejas nostalgias, promuevan desde el púlpito de la tradición coactiva que les socorre declaraciones como la última de la Conferencia Episcopal *. Textos así, además de mostrarnos el rancio calado conservador de la citada institución, vienen a ser una suerte de homilías intimidatorias con las que apercibir al Gobierno del eclesiástico tope con el que se encontrán sus democráticas disposiciones, caso de que la católica iglesia no las comparta:

La iglesia católica ha desempeñado un papel central en el adoctrinamiento de las conciencias individuales por parte del Estado español durante buena parte del siglo XX. Por ello, los argumentos que utiliza la jerarquía de la Iglesia para llamar a la desobediencia civil contra la asignatura Educación para la Ciudadanía constituyen un auténtico sarcasmo. Todo ello parece demostrar que el Gobierno ha actuado con debilidad en su negociación con la Iglesia. Ni la subida de la dotación económica ni las concesiones que ha realizado al mantener los acuerdos preconstitucionales con la Santa Sede han detenido al eje Rouco-FAES. Me permito sugerir al PSOE incluir en su programa para las próximas elecciones la realización de un referéndum acerca de si debemos o no los españoles seguir sosteniendo económicamente a esta institución. Estoy seguro de que la sola posibilidad de tal consulta actuaría como un catalizador democrático, una especie de espada de Damocles, produciendo un cambio en su actitud. La capacidad para la supervivencia es algo que ha caracterizado a la Iglesia a través de su historia.

*Texto de la nueva declaración de la Conferencia Episcopal, dada a conocer el pasado 20 de junio, sobre la Ley Orgánica de Educación (LOE) y sus desarrollos: Profesores de Religión y Ciudadanía.

Breviario
FERRARI
El martes, el Vaticano emitió un documento con los mandamientos para los conductores. El texto apuntaba a la preocupación religiosa por los accidentes de tránsito en el mundo, pero también incluía una lista de pecados que puede cometer un automovilista. Entre ellos indicaba que es pecado comprar un vehículo “como medio para eclipsar a otras personas y provocar un sentimiento de envidia”. Ayer, el director general de Ferrari, cuyo modelo más económico sobrepasa los 130 mil dólares, se convirtió en teólogo y debatió con el Papa. “La mayoría de las personas que compran un Ferrari –dijo– lo hacen por amor a la conducción; a menos que divertirse se haya convertido en pecado, no creo que esto sea malo.”
Página/12

10 comentarios:

Anónimo dijo...

El sostenimiento de la Iglesia Católica corresponde a los católicos y son católicos todos los que se han bautizado y no han respudiado expresamente este Sacramento. Eso quiere decir que, al menos, un 95 por 100 de los españoles son católicos, luego es lógico que la Jerarquía pida a los católicos que sostengan a su Iglesia. Claro que contra el vicio de pedir está la virtud de nno dar, pero entonces la Iglesia tiene derecho a reclamar las posesiones que le fueron arrebatadas de modo arbitrario, pues si se reconoce la propiedad privada no es justo que la Iglesia no pueda ser propietaria.
Lo de la Educación ciudadana es diferente, pues depende de lo que uno defienda. Si la formación de las mentes y de las conciencias corresponde al Estado, la controvertida asignatura se justifica en este principio; pero si corresponde a la familia, no. Y si la Iglesia controló y amedentró a muchas generaciones de españoles, eso es cosa de la Iglesia pues justificar una medida arbitraria con el argumento de que otros la tomaron es declarar que es arbitraria. Así de fácil.

Anónimo dijo...

Contra la obligación de bautizarse, por la que los españoles son católicos gracias a Franco, no se da por parte de la iglesia hoy la fluída facultad de desapuntarse, como quizá el señor Blue sabe. Entonces, la formación de las mentes y las conciencias correspondía a la iglesia, es por eso que la iglesia cuenta con tan poca afición hoy entre los españoles, y todavía no ha pedido perdón, la iglesia, por haber ejercido tan singularmente la "libertad de enseñanza" que hoy postula. No olvide Blue que fue una constitución laica, la de los Derechos del Hombre, la que estableció la libertad religiosa de culto y no al revés.

Anónimo dijo...

Llamar arbitriario a lo decidido por el Parlamento es muy mosqueante, JB, por no secir otra cosa más fuerte.

Anónimo dijo...

Es cierto que la Iglesia dificulta cuanto puede la apostasía, pero no lo es menos que si se dirige una carta notarial al Obispado en la que consta la renuncia expresa al Catolicismo por parte del interesado, éste ha de aceptar tal renuncia. Un ejemplo de lo que digo es la valiente renuncia al catolicismo que algunos miembros del colectivo gay hicieron cuando el Vaticano condenó la homosexualidad. En cualquier caso, existen medios legales que permiten renunciar al Bautismo. Es cosa de cada cual decidir si merece la pena emplearlos o no.
La arbitrariedad nada tiene que ver con la legalidad. Pero yo no iba a eso; yo iba a que para saber si una medida es arbitraria o no, basta con compararla con otra que nos consta sí lo es. Así pues, si censuramos que la Católica Iglesia haya formado las conciencias bajo el imperio del miedo y de la amenaza, quien se dedique a hacer lo mismo bajo el imperio de lo que sea comete la misma falta. Cosa diferente es establecer si esas conciencias ha de formalas un Estado laico o la familia.

Anónimo dijo...

Entre la formación cívica y la formación confesional media la que se acuerda en un Estado democrático y democráticamente y la que proviene de una doctrina asentada en una institución religiosa. Ningua de las dos es excluyente de la otra. La iglesia piensa la contrario porque durante mucho tiempo la suya fue una formación obligatoria.

Anónimo dijo...

Perdóneme usted, pero no. En nombre de la Democracia no se puede sacrificar la familia, ni al Estado, ni a lo que eufemísticamente se llama "educación civica". La base de la sociedad es la familia y ella es quien tiene el derecho de elegir el tipo de educación que han de recibir los niños. Por lo tento, no se puede imponer ni una disciplina "civica", ni una disciplina "religiosa". Antaño se combinaron disciplinas cívicas con disciplinas religiosas, a las que se llamaban "marías", debido a la siniestra alianza Iglesia-Estado, pero antaño España era una dictadura. Hoy se impone una disciplina civica, que no se concibe en modo alguno como "maría", diseñada por el partido en el poder, "vendida" al torpe y provinciano nacionalismo pero no consensuada con el principal partido de la opisición.

Anónimo dijo...

Quienes nos representan en el Parlamento no representan a tribus, sino a familias españolas, digo yo, a menos que se piense que quienes nos representan quieran atentar contra sí mismos. Los valores cívicos y democráticos incluyen los religiosos, pero éstos parecen rechazar que se impartan éstos, conscientes quizá de que se les acaba el mangoneo de monopolizar los valores confesionales.

Anónimo dijo...

Quienes nos representan en el Parlamento no representan a tribus, sino a familias españolas, digo yo, a menos que se piense que quienes nos representan quieran atentar contra sí mismos. Los valores cívicos y democráticos incluyen los religiosos, pero éstos parecen rechazar que se impartan aquéllos, conscientes quizá de que se les acaba el mangoneo de monopolizar los valores confesionales.

Anónimo dijo...

Yo diría, amigo, que representan más bien a partidos políticos, porque cuando se vota se votan listas cerradas. No obstante, así es la democracia; pero la democracia no puede interferir el derecho de la familia a elegir el tipo de educación que prefiere para sus hijos. Debido a esa razón, no se puede poner como obligatoria la asignatura cívica, alegando que antes lo era la asignatura religiosa. Reconocerá usted que al hacer eso todos los argumentos que condenaban la interferencia de la Iglesia en las conciencias pueden aplicarse poniendo unicamente la palabra "Estado", donde antes ponía la palabra "Iglesia". No es censurable, pues, que exista una asignatura de formación cívica; lo malo es que se imponga como obligatoria.

Anónimo dijo...

Aquí los que interfieren son los obispillos, menda, y ya va siendo hora de que vivan de su cuento y no a cuenta del Estado.

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