Lazarillo
Acabo de leer con cierta perplejidad en Aporrea.org una noticia redactada y fechada hoy mismo, tan lacónica como difusamente, según la cual don Mario Silva, el popular presentador del programa televisivo de debate La Hojilla de VTV, se refirió el pasado viernes a un intento de magnicidio contra el Presidente Hugo Chávez, del que sólo especificó que había resultado frustrado y se había saldado con la muerte de una persona y la desaparición de otra. Al final de su espacio el señor Silva dijo: Pregúntense dónde está Marcel Granier. Qué está haciendo Marcel Granier. Por qué está perdido Marcel Granier. Nosotros nos vinimos ayer, es verdad. Y yo tengo las pruebas y sé lo que están haciendo, y tengo las pruebas. Y las pruebas del magnicidio, y del intento de magnicidio. Ríanse, especulen sobre eso, pero las pruebas existen. Y las pruebas llevan ya (...) un muerto y un desaparecido. Ya al comenzar su programa don Mario se había excusado de su ausencia el día anterior en estos términos: El jueves no pudimos realizar nuestro programa en vivo, porque la vida del Comandante está primero. Tal parece que el programa iba a realizarse en el recién inaugurado viaducto Caracas-La Guaira, pero por razones no especificadas no pudo hacerse. Hasta ahí llegan los escasos datos facilitados por el afamado presentador, que se reafirma en ellos públicamente, sin que desde el pasado viernes los medios de información se hayan hecho eco de la noticia o hayan abundado en el carácter de rumor o certidumbre que ésta pueda tener. (Para más detalle véase el correspondiente vídeo). En ese mismo programa de Venezolana de Televisión se dio a conocer hace cuatro meses una grabación telefónica que supuestamente prueba la planificación del asesinato del presidente Hugo Chávez. Se trataba en este caso de una conversación en la que participan un oficial de la Fuerza Armada venezolana, de nombre Tomás Guillén, y una mujer extranjera llamada Sindry Patricia, de acuerdo con la transcripción del diálogo que hicieron en el citado espacio televisivo. Según la grabación, en la planificación del magnicidio intervienen algunos generales venezolanos, uno de apellido Serruti, y un grupo de oficiales de la Fuerza Armada.
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