jueves, 28 de junio de 2007

Rajoy no tiene vergüenza

Félix Población

Alguien llamó ayer, a la oposición ejercida a lo largo esta legislatura por el Partido Popular, oposición de cementerio. Se refería, claro es, al uso y abuso de las víctimas del terrorismo que se viene haciendo desde el aznarato bajo el liderazgo digital de don Mariano Rajoy. La reciente muerte de seis de nuestros militares en el Líbano no ha sido una excepción. Horas después de que España se conmoviera con la noticia, y sin apenas dar un mínimo respiro al dolor de los deudos y amigos de los fallecidos, ya estaba don Mariano politiqueando otra vez con la muerte. No es extraño que don Alberto Oliart, ex ministro de Defensa del gobierno de UCD bajo la presidencia del señor Calvo Sotelo, se indignase ante semejante actitud en un artículo publicado en el diario El País cuyo titular lo dice casi todo: Lo primero es honrar a los muertos.

No se puede ser tan zafio ni tan demagogo, señor Rajoy, y debería reconsiderar muy en serio las palabras del señor Oliart cuando nos recuerda a todos que jamás en la horas inmediatas a los atentados ningún miembro de los partidos de la oposición democrática (ni después tampoco) exigió responsabilidades al presidente o a los ministros de su Gobierno. También debería recapacitar don Mariano en la falaz contextura de sus argumentos cuando seis familias lloran la muerte de sus hijos. Esos soldados estaban en el Líbano cumpliendo un compromiso solicitado y aprobado por la ONU. Lo hacían en calidad de tropas de interposición entre fuerzas que mantenían una conflagración armada. Su proceder, por lo tanto, era el correspondiente a una misión de paz y no de guerra, ateniéndose a los objetivos de la citada organización internacional, que para eso está.

Pero si ofuscada, chambona o simplemente incivil ha sido la precipitación y el carácter de las críticas por parte del señor Rajoy horas después del trágico atentado, mucho más me resulta su comportamiento ayer en la sesión plenaria del Congreso con tiempo y posibilidades para matizar o enmendar la urgida calentura de su desdoro. No lo ha hecho don Mariano, antes bien ha abundado en su desfachatez a cuenta de unos inhibidores de frecuencia -cuya ausencia en el Líbano ha justificado sobradamente el señor Ministro de Defensa- y unos distintivos a lo caídos que para el señor Rajoy deberían haber sido de guerra y no de paz.

En unas fechas tendrá lugar en el Parlamento el debate sobre el Estado de la Nación. Va a ser la última oportunidad de que dispondrá don Mariano Rajoy, antes del inicio del nuevo curso político marcado por los comicios generales, de apearse de ese tono acusica y resabiado que le mantiene alejado de la simpatía ciudadana. (Según las últimas encuestas, casi un ochenta por ciento de los españoles confiesa su falta de confianza en el líder del PP). Hay quienes creen que, si por él fuera, don Mariano no apostaría por la línea de oposición que interpreta y que ésta se debe a la presión de sus acólitos en el aznarato y al aliento amotinado de ciertos medios de información.

Todo hace indicar, sin embargo, máxime después de lo escuchado ayer, que el próximo día 3 el señor Rajoy nos dará más de ese mismo tósigo del que muchos ciudadanos están asqueados: hacer del terrorismo y de sus víctimas burda demagogia partidista y sectaria, para suplir con una oposición de cementerio lo que debería haber sido, ante tan grave y vieja lacra, una oposición con sentido de Estado, como lo fueron hasta esta legislatura todas las oposiciones.

Dar mayor credibilidad a los comunicados de ETA y a sus medios de comunicación afines que al Gobierno democráticamente elegido por los españoles es una ignominia, pero lo que don Mariano ha proferido contra el Ejecutivo a costa de seis soldados de España que han perdido la vida por hacer la paz no tiene nombre.

RedDiario
Artículo
OPOSICIÓN A DESTIEMPO
El líder de la oposición no resistió la tentación de reiterar su acusación de que la tragedia demostraba que se habían ocultado los riesgos de la misión presentándola como de paz. Fue la ONU la que así denominó a la iniciativa de desplegar 12.000 soldados de 28 países en territorio libanés tras la guerra del pasado verano entre milicias de Hezbolá y el ejército de Israel. Que era una misión arriesgada se ha dicho cada vez que el tema ha sido suscitado; pero hay una inercia imparable de los portavoces del PP a decir lo mismo que ya dijeron la vez anterior, y de sus medios afines a añadir demagogia sobre los "pacifistas de salón", que consideran al Ejército "una ONG sin riesgo para los soldados", etcétera.
Este comportamiento es irresponsable: el objetivo de ataques terroristas como el del domingo es intimidar a los soldados sobre el terreno y crear las condiciones para que la opinión pública exija al Gobierno atacado la retirada de las tropas. ¿Es eso lo que desea el PP?

Editorial del diario El País

Blog
MÁS DEMAGOGIA POR PARTE DE DOÑA ESPE
No sólo de inhibidores vive el PP a la hora de atizar al Gobierno con seis cadáveres. La otra demagogia de esta semana trata sobre el color de la banda de la medalla para los fallecidos. El PP quiere que la baratija tenga distintivo rojo, como corresponde a los caídos en acto de combate. Esperanza Aguirre, la líder de la oposición, también se apunta al bombardeo y les dará otra medalla de la Comunidad de Madrid (¿la cruz de hierro?). Rajoy, mientras tanto, ha prometido la medalla roja para los caídos cuando llegue a presidente del Gobierno. Lo podía haber pensado antes, cuando mandaba con su amigo Aznar. Ni los muertos en el accidente del Yak en Afganistán ni los siete agentes del CNI que murieron en esa zona hortofrutícola de Irak fueron condecorados con este tipo de distinción.
Escolar.net

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede ser, D. Félix, puede ser; pero como Zapatero tampoco la tiene no cabe acusar a unos y exculpar a otros, alegando que los otros han sido libre y democráticamente elegidos. El proceso "desvergonzado" se incia con la deliberada corrupción del lenguaje, porque si se acepta que nuestros soldados están en el Líbano en misión de paz, es porque en el Libano hay una guerra. Continua por impedir que los familiares de las victimas reciban a los que vienen a consolarles y cuando el Presidente del Gobierno tarda cuatro días en dar la cara. Culmina cuando se quiere dar la impresión de que nuestro Ejército es una ONG y que sus caídos lo son por "accidente de trabajo" y finaliza, en fin, cuando se devalúa a los militares fallecidos concediendoles una condecoración con distintivo amarillo. Dejo aparte la cuestión de si los militares están debidamente protegidos, aunque solo sea por la bandera de la Cruz Roja y dejo aparte también si Rajoy tiene credibilidad política o no, digan las encuestas lo que digan. No obstante, puesto que existe, al parecer, un "aznarato" en lo sucesivo utilizaré yo la palabra "zapateril" y estudiaré cual de las dos palabras posee mayor efecto electoral.

Anónimo dijo...

David deja tantas cosas aparte su argumento se resume en repartir desvergüenza y una cosa está clara: que servirse de la muerte como argumento de oposición es la muerte de la dignidad que ha de presidir la oposición. Y eso es que hizo el PP durante tres largos años.

Anónimo dijo...

Cierto. Y para que la muerte deje de utilizarse como argumento político por quien sea, lo mejor es procurar que no se produzca ningna muerte ya sea en el Líbano, en Afganistán, en Irak o en cualquier otro sitio. Y para evitar que se produzca, debemos dejar de intervenir militarmente en guerras. Pero si pese a ello intervenimos, habrá muertos y habrá quien se aproveche de los muertos.Porque, Doña Rosa, la Política es esencial y tristemente desvergonzada;por eso solo sirven para ella los desvergonzados, es decir: los que carecen de vergüenza.

Anónimo dijo...

La política es esencialmente la ciencia o el arte de gobernar. No salpiquemos su función esencial con el intrusismo circunstancia en la política de políticos sin vergüenza. Eso sólo beneficia a los apolíticos y David sabe muy adónde lleva esto.

Anónimo dijo...

La política es esencialmente la ciencia o el arte de gobernar. No salpiquemos su función esencial con el intrusismo circunstancial en la política de políticos sin vergüenza. Eso sólo beneficia a los apolíticos y David sabe muy bienm adónde lleva esto.

Anónimo dijo...

Agradezco su muy necesaria matización. Hay veces que los árboles dañados nos imiden apreciar la belleza de un bosque.

Anónimo dijo...

Hasta un apolítico se indignaría con Rajoy después de su última actuación.

Anónimo dijo...

También es posible. En cambio, un buen político se indignaría ante la manifiesta ignorancia y falta de sentido común de Zapatero. Y es que ser socialista y ser zoquete son cosas tan compatibles, como lo son ser capitalista el ser zoquete. Y como entre zoquetes anda el juego, así nos luce el pelo.

Anónimo dijo...

El el supuesto de que Zapatero fuera zoquete e ignorante, que no es el caso, no es comparable con un político como Rajoy que que utiliza a la muerte como herramienta de su discurso.

Preguntón dijo...

David, si no comprende la diferencia entre Irak y el Libano entonces es que no estoy hablando con un mayor de edad (mental por lo menos).

Está claro que el ejército no sale de España de escursión. No fué de escursión a Bosnia, ni a Haiti, ni a Nicaragua. Lo que pasa es que lo hizo bajo mandato de la ONU. Cosa que no pasaba, ni por asomo en la INVASIÓN de Irak por parte de los EEUU y sus satélites. Entre los cuales estábamos, aunque el 90 y pico por ciento de los ciudadanos nos opusieramos.

Anónimo dijo...

Bueno. Si hay guerras "legales" y guerras "ilegales", dependiendo de lo que diga la ONU entonces podría pararme a diferenciar el Líbano del Irak. Pero es que verá: para mí, la guerra es guerra y como tal la detesto. Detesto que el ser humano dirima sus diferencias a machetazos en lugar de hacerlo mediante su razón. No hago alarde de falsos pacifismos, como hacen alarde otros. Por eso no llamo misiones de paz al envío de soldados a un conflicto armado. Ahora bien; una vez enviados deben estar debidamente protegidos, pues como usted indica no van de excursión. No obstante, hasta para ir de excursión se requiere una cierta protección, ¿no cree usted? Por último permítame usted hacerle una matización: Comprendo que se intente defender al Gobierno y justificar sus medidas; pero con argumentos. Lo que no comprendo es ese "culto a la personalidad zapateril" en el que empiezan a caer algunos socialistas. Eso es peligroso para el socialismo y muy beneficioso para la oposición.

Anónimo dijo...

Mucho peor peor que utilizar la muerte en un discurso es enviar soldados españoles sin la debida protección a buscarla en el Líbano o donde sea. Y eso se lo debemos al señor Zapatero. Oiga ¿no los habrá mandado también el señor Aznar?

Anónimo dijo...

Si el anónimo anterior se refiere a los inhibidores de frecuencia, ocho años tuvo el PP para defender con ellos a nuestras tropas y se les pasó por alto, ya ve.

Anónimo dijo...

Lo que veo es que seguimos invocando los fallos cometidos por los demás para justificar nuestros propios fallos. Es lamentable, cuanto más porque si alguna vez gana el PP también invocará los fallos del PSOE para justificar los suyos. Lástima.

Anónimo dijo...

Con la diferencia de que el gobierno actual sí encargó esos inhibidores, algo que no hizo el del PP en ocho años.

Anónimo dijo...

Si los encargó y luego no se preocupó de que se cumpliera el encargo en tiempo oportuno, entonces pecó de ineficiencia. Si en una empresa normal eso hubiera costado caro a los responsables, no veo razón alguna para que al Gobierno deba salirle gratis el hecho.

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