domingo, 17 de junio de 2007

Radio Nacional, Bocos y ETA en salsa de tertulia

Melibea

Desde que tenemos Corporación RTVE y el plan de jubilaciones anticipadas de los profesionales más curtidos de la casa se puso en marcha, no son pocos los oyentes que coinciden en apreciar un cierto y notable deterioro en el nivel de programación de Radio Nacional de España, Radio 1, así como ciertos descuidos frecuentes en la atención técnica de las emisiones. Fue un total desacierto a mi juicio sustituir la destreza conductora de don Julio César Iglesias en el horario matinal por la inopia prepotente de doña Olga Viza, máxime para reducir al primero a un espacio vespertino de sólo dos horas con el que quizá se haya pretendido acercarle al insoslayable área de retiro absoluto. Don Julio César y don Fermin Bocos son dos de los profesionales más competentes con que cuenta actualmente RNE 1 y si deplorable es que al señor Iglesias se le haya trasladado a un horario de programación menor y de menor audiencia, mucho más grave me parece el desalojo de don Fermín y su informativo 24 horas para la próxima temporada, del que acabo de tener noticia. Se trata sin duda del mejor y más ecuánime programa de información y opinión de Radio Nacional y dudo mucho que se pueda encontrar a un periodista más cualificado que el señor Bocos para dirigirlo. Decirle a este excelente profesional, en la notificación que se le ha cursado para su cese, que el cambio obedece a la previsión de dar nuevos aires a los informativos, es cuando menos un cínico desplante. Me pregunto si la identidad y pluralidad ideológica de los analistas políticos y contertulios de 24 horas no era del gusto de don Luis Fernández, presidente de la Corporación RTVE.

A propósito de las tertulias radiofónicas y televisivas, no se pierda el curioso lector la reputada columna de don Manuel Vicent en la edición de hoy del diario El País. Según don Manuel, la mayoría de estos espacios opinativos se han convertido en un chapoteo frívolo donde unos profesionales de la saliva gratuita le dan un repaso rápido e improvisado a cualquier problema del universo. Se trata de una forma como otra de ganarse la vida -dice más adelante el excelente escritor valenciano- , pero meter el terrorismo en la algarabía de las tertulias es como estar en un quirófano con el paciente abierto en canal al que unos cirujanos tratan de realizar una operación quirúrgica problemática, sin pronóstico claro, y en el quirófano entraran y salieran a su antojo celadores, enfermeras, amigos y parientes, el conductor de la ambulancia, un primo llegado del pueblo que es veterinario, el camarero de la cafetería, el cura de la extremaunción y cada uno diera su opinión del enfermo e incluso tratara de meter mano en el mondongo. Nada hay más ridículo que hablar en público de lo que uno no sabe subrayando el comentario inconsistente con el cabreo personal. A la salsa rosa hay que añadir ahora la salsa ETA, ese tomate. Precisamente por tratarse de un asunto muy grave y complicado hay que dejar el problema del terrorismo en manos de profesionales solventes y discretos. A ellos corresponde dialogar con ETA o no dialogar, detener a los terroristas, juzgarlos, apretar los dientes si se produce un atentado y continuar con el trabajo en silencio. Después de todo, vistas en perspectiva, ETA y Batasuna rompen el principio de Arquímedes: desplazan mucho más de lo que pesan, debido a que están día y noche en boca de políticos y de periodistas, que las han convertido en mercancía informativa, en un gancho electoral o en una forma de picar carne para albóndigas. Semejante tabarra llega a romper los nervios de cualquiera, pero ya somos muchos los que al oír el nombre de ETA apagamos la radio y a otra cosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Confieso que estoy muy interesado en los debates y tertulias, no porque en ellos se hable con propiedad, sino porque me permiten estimar el grado de madurez política y democrática de los que en ellas participan. En el tema del terrorismo se ha pasado de la crispación mas absoluta a una especie de calma chicha presidida por la consigna de "olvídemonos del pasado; ahora todos estamos de acuerdo". Como dicha calma chicha quita mucho morbo, entonces la crispación se traslada a otros temas no pactados para que, en conjunto, las tertulias y los debaten no desmerezcan. Esto es tanto más lamentable, cuando los argumentos que se utilizan están presididos por la aviesa idea de restar votos a un partido o a otro. A ver cuando se dan cuenta de que son los hechos los que restan votos y no las opiniones, pues por muy importantes que crean ser los tertulianos todo el mundo se da cuenta enseguida del pie del que cojea cada uno.

Anónimo dijo...

En España el periodista, por regla general, siempre fue un pesebrista, ya sea en los medios públicos o privados. Bocos, Vicent, Iglesias y unos cuantos más dignifican el oficio, pero no personifican. Son sólo honrosas excepciones.

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