En la carta que sigue, un lector del diario El País disecciona en la edición de hoy de este periódico, con muy pocas palabras y una elocuente y muy lúcida transparencia de criterio, lo que el fin explícito y definitivo de la falsa tregua de ETA comporta para España. Cuando tantos y tan sucios intereses políticos se ventilan en la información y opinión cotidianas de las que se nutren los medios de comunicación, orientados en pro y en contra del actual Gobierno, hasta el punto de preguntarnos si con sus líneas editoriales algunos de ellos -con tal de vender ejemplares o engatusar a la audiencia- pretenden una inaceptable recuperación de aquellas dos Españas de las que hablaba don Antonio Machado, es reconfortante hallar la ecuanimidad y la razón en quienes, como don Pablo López Learte, forman parte del común de la ciudadanía no expuesta a tendenciosas confusiones o manipulaciones partidistas o sectarias. Nos hace falta mucha gente así, que exprese además de forma tan clara lo que piensa, para que ciertos políticos menguados y no pocos periodistas serviles, apegados al oficio por el ansia venal de poder, se enteren de la verdad más entera y real que circula entre la gran gran mayoría de los ciudadanos de a pie, ajena a las enviciadas componendas deformadoras e interesadas de unos y otros. Esa verdad puede parecerse a la que aquí dejo transcrita:
Nuestro país recibió la noticia de la ruptura del último proceso de paz de la historia de nuestra democracia. Proceso de paz (del inglés peace process) describe los esfuerzos de las partes interesadas en lograr una solución duradera a largos conflictos. Según esta definición, no ha existido tal proceso. El fundamentalismo de algunos ha hecho que el sueño de un país entero saltase por los aires.
El que se expone hoy a algún medio de comunicación encuentra dos visiones acerca del final del mismo. Una, la del presidente de Gobierno, que mantiene que su propósito ha sido y será el de garantizar la paz tanto en Euskadi como en el resto del país y que el objetivo perseguido no ha sido otro que el fin de la violencia. La segunda es la de la oposición, que mantiene el fracaso del Ejecutivo socialista y la victoria de la banda terrorista ETA.
La ruptura del proceso ha sido en un momento concreto, después de las elecciones de mayo. Este suceso genera mayor desgaste para el Ejecutivo socialista, que ya no sólo tiene que lidiar con los que manipulan sino que también con los que amenazan.
Después de la lectura de la clase política creo que es necesario preguntarse si es posible que un proceso de paz sea algo negativo para la ciudadanía, y si el conflicto vasco se puede solucionar únicamente con las fuerzas del Estado, pues las corrientes más reaccionarias han encontrado su objetivo a criticar en el presidente del Gobierno y la izquierda, antes que en el propio entramado de la banda terrorista.
Por último, los medios de comunicación han asignado los papeles y me cuesta definir si el vencedor ha sido ETA o el Partido Popular, que ha entonado un "te lo dije" antes que unas palabras de ánimo. Y el vencido, el Gobierno o simplemente el pueblo que ha visto frustrado su deseo y derecho de vivir en paz.
2 comentarios:
Si ésa es la opinión del ciudadano de a pié, esatamos a salvo, al menos hasta que ETA no actúe, porque ya se sabe cómo reacciona la gente ante el asesinato.
Nuestro idioma proviene en su mayor parte del latín, no del inglés y en latín el vocablo "paz" se opone al de "guerra". La guerra es un conflicto armado entre dos o más bandos, naciones o pueblos. Habida cuenta que ETA mata, sin que ninguno de sus miembros sea matadao por el bando contrario, lo de proceso de paz es una falacia como un piano de grande. Si sobre una falacia se construye un razonamiento, éste resulta tan falso como el concepto sobre el que se apoya de manera que ya está bien de justificar lo que es injustificable. En cuanto a la ciudadanía, es claro que en su mayoría no piensa como ciertos defensores a ultranza de todo lo que hace la izquierda desearian, porque si lo pensaran la izquierda hubiera ganado las elecciones municipales por amplia mayoría, incluso. Hábil, pero inútil, ese intento de agrupar al PP con ETA. Sigan haciéndolo y ya verán cuan favorecido sale el PP. Y que conste que no me alegro de ello en absoluto, porque detesto el neocpaitalismo del que hace gala la derecha. No obstante, echaría en saco roto las palabras si el PSOE, con sus hechos, comenzara a rectificar. A mi juicio ya lo está haciendo y eso sí que debe alegrar a todos los simpatizantes del PSOE.
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