martes, 26 de junio de 2007

Campesinos de Nicaragua siembran agua en las Lomas del Viento


Félix Población

Para dar toda su importancia al valor de la noticia se debe considerar, primero, que según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo más del 70 por ciento de los nicaragüenses sufre la falta de agua potable y sólo un cuarto tiene el acceso asegurado. Sabido esto y que en América Latina hay 50 millones de personas que padecen la primera circunstancia, lo que ha sucedido en la comunidad rural de Lomas del Viento, asomada al océano Pacífico nicaragüense, es todo un canto de vida y esperanza, dicho sea en honor al máximo y admirado poeta de aquel país, Rubén Darío.

Asesorados por la organización no gubernamental Tierra y Vida, los campesinos de la citada comunidad quisieron recuperar los manantiales de sus cumbres, una zona boscosa pródiga en flora y fauna donde hace años manaban los arroyos y era visible el cristalino y fértil fluir de los ojos de agua.

El afán desmesurado de siembra de unos lugareños, que sacrificaron para ello parte del bosque, así como la venta de sus tierras que hicieron otros -movidos por la pobreza- a los negociantes madereros, acabó por diezmar el patrimonio forestal con la consiguiente muerte de los manantíos. De la decena de fuentes que saciaron la sed de aquella comunidad generación tras generación a lo largo de dos siglos, sólo dos soportaron la drástica agresión a que fue sometida la umbría y con ello todo el entorno.

Era preciso recuperar el ciclo natural e integrarse en un proyecto que alentase de nuevo la lluvia sobre las Lomas del Viento. A tal fin se constituyó la Cooperativa de Turismo Comunitario La Virtud que no ha dejado de prestar sus brazos y sus manos reparadoras a la tierra en los últimos seis años con la entrega, dedicación y sensibilidad requeridas por un paisaje enfermo. Aparte de erradicar la quema de los predios y el uso de plaguicidas químicos, se han plantado durante ese tiempo veinte mil árboles, se han reforestado las cuencas de los arroyos y se ha replantado la flora propia de la zona, con una dedicación especial en todo este proceso revitalizador al más substancial objetivo: el rescate y nuevo alumbramiento de los manantiales.

En poco más de un lustro los campesinos de Lomas del Viento han conseguido sembrar el agua otra vez sobre sus cumbres. Ha vuelto a rodar por sus trochas y quebradas con la pulcra y saludable transparencia de siempre. El empeño de quienes lo han hecho posible, desde aquella perdida orografía abierta al Pacífico nicaragüense, es toda una lección de vida y esperanza para el mundo.

Aquellos manantiales cegados por el lodo de la incuria, la avaricia, la pobreza o la ignorancia discurren otra vez iluminando la piel de la tierra. Lo hacen, además, con la mejor de las luces: en un país con el 70 por ciento de sus aguas contaminadas por los desechos domésticos e industriales, según el Centro Alexander von Humboldt, las fuentes de Lomas del Viento manan con el sano frescor que merecen el trabajo consciente y la apercibida sensibilidad de sus rescatadores.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como un aliento fresco de lluvia y aire, don Félix, le sigo.

Anónimo dijo...

...Y los que cogían donde no sembraban dijeron: Siempre habrá sembradores y siempre habrá quien recoja lo que otros siembran, pero la tierra es limitada. Talemos, pues, los bosques y ceguemos las fuentes para que así no quede nada por sembrar y nosotros seamos cada vez más ricos y poderosos. Y como podían hacerlo, así lo hicieron; pero al talar los bosques y cegar las fuentes la toerra quedó estéril y al cabo murieron los que sembaraban. Y al morir los que sembraban no hubo alimento y al cabo no quedó alma viviente y la tierra quedó yerta".

Small Blue Thing dijo...

En estos últimos días no sé qué haría yo sin vuesas mercedes :)

Anónimo dijo...

Se agradece el comento y más ahora que andamos de averías varias.

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