Félix Población
Hace mucho que las campañas electorales dejaron de interesar al respetable, si exceptuamos al adicto en extrema simpatía o fiel militancia a un determinado partido político de los que están en curso. De ahí la efusión de banderas y las entusiastas ovaciones que a modo de promoción mediática configuran cada mitin con sus fugaces instantes de difusión en los telediarios. Observen sobre todo el fondo juvenil de espectadores que enmarca el plano del líder de turno en la tribuna. Esa atención expectante y esa predisposición aseverativa parece que dan juego subliminal en la recepción del televidente.
Estamos ahora en el inicio de una campaña que decidirá la nueva administración de nuestros ayuntamientos y comunidades autónomas no históricas en los próximos cuatro años. Sin embargo, en lugar de centrarse en los muchos problemas locales que la gestión de un municipio o Comunidad comportan, desde la planificación urbanística, las dificultades del tránsito automovilístico o el transporte público en las grandes ciudades, la contaminación ambiental, la asimilación social y cultural de la inmigración, la deficiencias sanitarias o el despilfarro en las obras faraónicas o mal acabadas, los partidos mayoritarios están empeñados en hacer de estos comicios unas primarias a las elecciones generales del año que viene. Sobre todo el Partido Popular, dolido y apremiado sin duda por la mala digestión de su trabajada derrota el 14-M.
Por un lado la airada oposición no deja de hacer bandera de la catástrofe con ETA y Batasuna como asunto primordial en las comparecencias de sus líderes. Por el otro, y aunque el señor Rodríguez Zapatero venga inistiendo bastante en el asunto de la corrupción urbanística tras la aprobación de la nueva Ley del Suelo, el Partido Socialista no ha sido capaz de liberarse de la guerra de Irak y el 11-M como recursos fáciles para la recolección del voto seguro que le dio la victoria hace tres años.
Pienso que en esta estrategia el partido gobernante se ha dejado arrastrar por el partido opositor, temiendo acaso en exceso que el ruido mediático fomentado para dar pábulo a la teoría de la conspiración o al supuesto entreguismo del Ejecutivo para acabar mediante el diálogo con ETA, puedan restarle apoyo en las urnas. En esa línea, y a tenor de las últimas informaciones no contrastadas sobre una posible reunión de representantes del Gobierno con la banda terrorista el mes pasado, es muy posible que la airada oposición se sirva de sus medios afines para insistir en su táctica hasta la víspera del 27-M.
Por todo ello no sería de extrañar que el grado de participación ciudadana se resienta o crezca el voto en blanco o el de los partidos minoritarios, ante el obstinado y cansino empeño de los líderes políticos de hablar hasta el hartazgo de lo que no compete a lo que nuestras papeletas van a decidir el último domingo de mayo.
RedDiario
Artículo
PIENSEN EN LA GENTE
Los ciudadanos deberían debatirse entre esos dos grandes intereses. Por un lado, la respuesta de cada partido a los problemas cuyas soluciones dependen de las instituciones locales y autonómicas. Por otro lado, la respuesta a los temas nacionales e internacionales, inevitablemente presentes en la campaña, como lo han estado en la precampaña. La salud política de este país ganaría mucho si los partidos se detuvieran especialmente en los intereses que he mencionado en primer lugar. Una democracia fuerte y auténtica tiene que asentarse primero sobre la base de las instituciones locales y regionales, para que la política nacional -Parlamento, Gobierno, altos órganos institucionales- no se quede suspendida en el aire y alejada del aliento popular a ras de calle. No sería mucho pedir que exigiéramos a todos los partidos un gran esfuerzo de humildad y de respeto a la gente poniéndose en el lugar de la misma y ofreciendo sinceramente proyectos capaces de mejorar su situación y de cambiar la sociedad española desde abajo. ¿Alguien está dispuesto a ello?
Pedro Calvo Hernando, DiarioDirecto.
Noticia
OTROS PARTIDOS
Para quienes acudan a las urnas, elegir una papeleta entre las diferentes montañas que se amontonan en las mesas del colegio electoral puede deparar más de una sorpresa el próximo 27 de mayo. Junto a los votos del PSOE, el PP y los partidos tradicionales, será posible encontrarse con los nombres del Partido Salvemos Telemadrid, el del ya célebre Partido del Cannabis, el satírico Partido del Karma Democrático o nombres ilustrativos como el Partido de Trabajadores en Precario.
Diagonal
4 comentarios:
Tiene razon, a mi juicio, D. Félix en lo que escribe, pero ¿se ha preguntado usted la causa de que las cosas sean asi, en lugar de ser como debieran? Si se hace tanto caso a la airada oposición (a la que se ha acusado de convertir estas eleccions en unas primarias) digo yo que será por algo, ¿no? Si tienen tanta influencia sus argumentos como para que el partido en el poder y la persona del Presidente del Gobierno se lancen de lleno a la campaña electoral, ¿por qué no se tienen en cuenta estos argumentos a la hora de gobernar? ¿Solo importa considerarlos cuando los ciudadanos se disponen a emitir un voto y después ya no? Desconozco si el electorado se hace o no tale spreguntas, pero le aseguro que otro gallo cantaría si se las hicieran.
Como demuestran los eslóganes, vídeo y demás, los partidos mayoritarios padecen crisis de ideas, no se puede hacer peor, y es por eso que lo que se dice en el artículo puede pasar, a menos que como en el 14-M sucedan hecho extraordinarios que incrementen la abstención natural de la ciudadanía.
Tiene razón vuestra merced. Pero a ver quién es el guapo que se juega su carrera política pensando en la gente...
... y en la gente piensan. En quien no piensan es en nosotros. En lo mío, por ejemplo, han pensado mucho en las familias de personas con diversidad funcional, que han visto la pensión y han descongelado los langostinos (así de crudo decirlo, pero es lo que he presenciado). En quien no han pensado, ni para desarrollar, ni para promocionar, la Ley de Autonomía Personal, es precisamente en nosotros, los dependientes.
Ahora, crear trolecillos a diestro y siniestro para promover la abstención debería decirnos mucho, pero que mucho, de cuál es el verdadero programa electoral del PP.
Habrá abstención porque no hay dios que los aguante.
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