sábado, 28 de abril de 2007

Mártires de la Iglesia en la Guerra Civil

Melibea

Leo que la Conferencia Episcopal Española, la misma que ordena y manda a través del arzobispado de Madrid el desalojo de las parroquias de los pobres en los barrios obreros y concede patente de corso a su emisora para la provocación incivil de la discordia en contra de todo asomo de fraternidad evangélica, prepara una peregrinación multitudinaria a Roma para el próximo otoño a fin de que los católicos españoles asistan a la beatificación de 498 mártires de la Guerra Civil. El portavoz de la CEE, don Juan Antonio Martínez Camino, ha asegurado, sin que nadie se lo hubiera requerido, que la memoria de los mártires no es una memoria contra nadie, sino un aliento para fomentar la reconciliación en España en un momento en que parece amenazada (esto debe decirlo por lo que compete a los respetables monseñores a cuenta de la COPE de Losantos y compaña). Quizá para dejar en entredicho estas aseveraciones del vocero oficial de la obispalía bastaría saber si, entre ese casi medio millar de mártires, está alguno de los sacerdotes y religiosos vascos y de otras regiones de España ejecutados por el bando vencedor de la cruzada, al que la católica iglesia prestó fervoroso apoyo según consta en la imagen. Mucho me temo que no, que como los curas asesinados en Latinoamérica por su apoyo a los más desfavorecidos, a ellos no les toca esa beatífica honra. También me gustaría recordar, en relación con la noticia de esta peregrinación prevista casi en etapa de precampaña electoral para los comicios generales, lo que el historiador Santos Juliá sostenía en un artículo publicado no hace mucho en el diario El País : Haciendo buena la definición de Carl Schmitt, que veía en la Iglesia universal una complessio opositorum, la Iglesia católica española fue durante la Guerra Civil víctima y verdugo. Su memoria selectiva la lleva a olvidar lo segundo para celebrar ritualmente lo primero. Podría, si no quiere seguir desempeñando un papel principal en este peligroso juego de las memorias enfrentadas, recordar lo segundo sin olvidar lo primero. En ese caso, tendría que publicar otra Instrucción pastoral reconociendo haber bautizado como cruzada la Guerra Civil y haber impulsado, invocando a los mártires de una guerra santa, el extermino del enemigo por un Estado que se definía a sí mismo como católico.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Las palabras de Camino hacen camino en el andar retrógrado de la iglesia española. Incalificables.

Small Blue Thing dijo...

¿Pero alguien sabe quiénes son los 4400? Porque mira que he mirado y vuelto a mirar y no aparecen los nombres en ningún sitio...

Anónimo dijo...

¿Y a eso no le llaman rebrir heridas Zaplana y los suyos?

Anónimo dijo...

Si seguimos así, con los mártires santos y los mártires republicanos, no vamos a salir del 36.

Anónimo dijo...

Siempre pondrán su granito de arena los señores obispos para evocar el ayer imperial, son muchos siglos viviendo a cuenta del Estado.

Anónimo dijo...

La memoria histórica presenta el evidente peligro de que cada uno arrime el ascua a su sardina y la Iglesia Católica, como saben, eso lo hace a la perfección. Puede parecer bien o mal, pero una vez abierta la caja de Pandora estas cosas son inevitables. En cuanto a cierta emisora de Radio ocurre exactamente igual: Si los medios defienden ideologías, ¿por qué no va a defender esa Radio la opuesta a la que defienden otras? Díganme una sola razón democrática y de peso y la aceptaré.

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