viernes, 9 de febrero de 2007

Ministros a caldo antes de serlo

Lazarillo

Deploro la salida del Gobierno del Ministro de Justicia, el señor Fernández Aguilar, al que ZP quiere como cabeza de lista del PSOE por Canarias en las venideras elecciones autonómicas. Lo lamento porque, además de impulsar el pacto para la reforma de la justicia, siempre me parecieron sus declaraciones y carácter los propios de una persona cultivada, sobria y eficiente, con un dominio ejemplar de nuestra lengua.

La marcha de don Juan Fernando es doblemente deplorable por el espectáculo deparado una vez más por la airada oposición con motivo del nombramiento del nuevo titular de esa cartera. El Partido Popular, viciado por la amotinada estrategia política que le caracteriza, y tal como hiciera con el último cambio en el ejecutivo con la elección del señor Pérez Rubalcaba como Ministro del Interior, no ha esperado siquiera a que don Mariano Fernández Bermejo tomara posesión para ponerlo a caldo.

La reiteración de esos destemplados modales por parte del PP dista mucho de aquellos cien días de cortesía que se le dispensaban a todo nuevo ministro antes de formular las primeras críticas. Mucho más si se evalúa el tipo de calificaciones con las que el aznarato genovés obsequió ayer al señor Fernández Bermejo. Mientras el ex titular de Justicia, don José María Michavila, aludió a don Mariano como lo más sectario y radical de la extrema izquierda española, don Ángel Acebes se refería con la vacuidad de recursos que en él es norma a un nombramiento contra el PP.

Si lo que se pretende con esas acerbas y prematuras descalificaciones es calentar aún más la pugna política desde el bastión de la Justicia, ya de por sí bastante politizado, al señor Fernández Bermejo le toca actuar con el temple y firmeza por los que ha sido elegido para el cargo. Basar las críticas, como hacen los mentados, en que el nuevo Ministro se confesara públicamente como hombre de izquierdas, es todo un dechado de simpleza. Bajo el señuelo de apolíticos, no faltan en la justicia y en el ministerio fiscal señalados protagonistas claramente identificados en sus criterios jurídicos con su dependencia partidista a la ideología conservadora.

La actitud precoz y manifiestamente alborotada del aznarato genovés ante el nuevo nombramiento me hace creer más en los méritos que en los deméritos de don Mariano Fernández Bermejo. Quienes como el señor Rajoy pretenden descalificarlo por no haber sido avalado por el Consejo Fiscal para el cargo de Fiscal Supremo, deberían recordar que ese mismo Consejo Fiscal rechazó hasta tres veces en 1997 a don Eduardo Fungairiño como fiscal jefe de la Audiencia Nacional. Pese a ello, el Gobierno al que el señor Rajoy pertenecía se basó en el dedo antes que en los votos para que don Eduardo, sobre cuya adscripción ideológica sobra todo comentario, fuera finalmente nombrado.

Mucho me temo que las críticas previas de la derecha al nombramiento de don Mariano provengan más de las cacicadas sufridas por éste durante la gobernación aznariega, que del propio talante ideológico del nuevo Ministro. No olvidemos que al señor Fernández Bermejo lo destituyeron entonces como fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid. Es posible que la airada oposición tema ahora la revancha y se parapeta en una anticipada descalificación preventiva por lo que pueda venir. Si es así, cabe deducir que el Partido Popular interpeta como voluble el funcionamiento de la Justicia, según sople el viento gubernamental. Al señor Fernández Bermejo le toca un golpe de timón para encauzarla por mejor, más eficiente e imparcial tránsito en unas circunstancias pendientes de reformas harto difíciles.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Al Partido Conservador no le gusta el nuevo Ministro de Justicia. Podía decirlo, sin descalificarlo previamente y el Señor Michavilla se ha pasado. Nada que objetar, salvo el velado sarcasmo que encierra la expresión "aznarato genovés". No obstante, si lo que se pretende es conseguir acuerdos entre el Gobierno y la oposición, el Señor Presidente del Gobierno debería propiciarlos en lugar de entorpecerlos. Por lo visto, leído y escuchado, Parece ser que así no los propicia; luego hay que pensar que no tiene el menor interés en conseguir la necearia aproximacion que reclaman una gran mayoría de españoles. Bien; pues si no tiene interés en hacer eso, que no lo diga, que aparecer ante la opinión pública como víctima y verdugo.

Anónimo dijo...

Espero que el Presidente del Gobierno no tenga como primer objetivo conseguir acuerdos con el Partido Popular. De ser así defraudaría a los españoles que dieron su voto al PSOE y no al PP. Dice david que la mayoría de los españoles reclaman una aproximación entre los dos partidos mayoritarios; en todo caso no creo que ésta haya de ser sólo de un lado. Y además en mi modesta opinión lo que reclamamos, me incluyo, es la recuperación de unas buenas formas mínimas y necesarias para ponerse a hablar.

Anónimo dijo...

Yo tampoco lo espero. Por lo visto, la "unidad entre todos los partidos democráticos" se refería únicamente al problema terrorista y eso porque sin dicha unidad todos los esfuerzos serán inútiles. Lo que no dijo, pero se intuye, es que pedía acuerdo para negociar, no para derrotar. Ya se ha dicho aquí, creo, que no puede existir aproximacion mientras unos quieran una cosa y otros quieran la otra y que la mejor de las dos alternativas parece ser que es la derrota y no la negociación.

Anónimo dijo...

Y dale la buirra al trigo. Nunca se negoció por negociar sino para acabar con ETA.
Para derrotarla no bastan las armas empleadas durante más de 30 años. Lo hizo Suárez y acabó con ETA PM, lo hizo González, lo hizo Aznar y lo hizo Zapatero. Y lo hará quien venga y cuando venga si ETA sigue ahí. Lo importante para Zapatero como para los demás es que no siga.

Anónimo dijo...

Entonces pregunto: ¿Por qué ahora el señor Otegui "acepta" un Estado autónomo vasco-navarro dentro de España?¿Ha recibido una súbita inspiración, acaso? Si dos de cada tres españoles creen que hay negociación por algo será ¿no?

Anónimo dijo...

¿Negociar para derrotar? Bueno, bueno, que así sea. Ocurre, empero, que se negocia con un igual, o para pedir la paz tras una guerra. Si los demas gobiernos negociaron y no consiguieron nada, razón demás para descartar la negociación ¿no?

Anónimo dijo...

La palabra de Otegui siempre ha tenido el mismo valor que la de ETA, por lo que tras la última de ETA ese valor es ninguno. Si se sigue identificando negociar con el tratamiento de lo constitucionalmente no tratable, sólo se consigue confundir a la opinión pública, sobre todo si se leen o escuchan ciertos medios. ¿O necesitamos otra bomba para que se demuestre esto una vez más?

Anónimo dijo...

Bueno. He leído atentamente todos los comentarios y creo que interesa mucho aclarar una cosa: Si con los medios que posee un Estado de Derecho no se puede derrotar a una banda terrorista, habrá que dotar con más medios al Estado de Derecho. A algunos, como por ejemplo al PNV, les "estorban" hasta los actuales medios y por eso quiere eliminarlos. Ahora bien; ya se tenga ideologia progresista o ya se tenga conservadora una cosa es clara: Negociar significa ceder mutuamente en algo para conseguir un beneficio mayor y nunca puede negociarse que una Ley no se cumpla. Y lo que algunos no quieren que se cumpla es la Constitucioón española, votada por la mayoría de los españoles. Hay que ser demócratas para todo ¿eh?

Anónimo dijo...

Me hubiera bastado evitar una sola muerte durante el tiempo de diálogo con ETA para que éste tuviera sentido. Ahora sólo me bastaría que se evitasen más muertes con una condición: que ETA se disolviera. Para esto sí vale hablar.

Anónimo dijo...

A mi también me hubiera bastado. Pero como no ha sido asi, probemos con la pura, simple, lógica y justa exigencia de que se disuelvan. Y déjense de cuentos los del PNV

Anónimo dijo...

Todo lo malo que se pueda decir de Bermejo es poco

Anónimo dijo...

Pues yo creo que va ser un excelente ministro, ya ve.

Anónimo dijo...

Ya se verá. Es prematuro hacer suposiciones, aunque los antecedentes no sean ean, precisamente prometedores. Adelanto, en este sentido, que nada tiene que ver la Justicia con las ideas políticas.

Anónimo dijo...

Michavila fue el mejor Ministro de Justicia desde Alonso Martinez

Anónimo dijo...

, buen hombre?¿Y eso cómo lo ha medido usted

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