jueves, 8 de febrero de 2007

Luto por Érika

Melibea

Así es como titula hoy algún medio la muerte en circunstancias todavía no aclaradas que apuntan al suicidio de la hermana de la Princesa de Asturias, doña Érika Ortiz Rocasolano. La familia de la fallecida insistió en una demanda elemental a la hora de tratar tan deplorable noticia por parte de los periodistas: prudencia y respeto. Posiblemente, esa reclamación, formulada con la mejor voluntad por parte de los deudos, estaba de principio abocada al fracaso y su trasgresión era tan temida como esperada por quienes en la familia saben como nadie de los descomedimientos y liviandades del oficio. El grado de depreciación moral de la prensa en esos asuntos lleva sobre sí un no corto currículo de miserable chismografía, sobradamente expedito en la programación televisual de todas las cadenas. El nauseabundo espectáculo montado en torno al edificio donde residía doña Érika da una vez más la pauta del sucio derrotero profesional por el que se rige un subgénero periodístico incapaz de poner límites a su indecencia. Pero lo más mentecato de la circense acampada mediática de ayer, con su abigarramiento de antenas, cables, micrófonos y conexiones en directo, es que toda esa panda de reporterillos cotillas, sanguijuelas de la intimidad en connivencia con quienes desde la fama comercian con sus polvos y sus barros, sus ceremonias, curdas, parrandas y demás francachelas y siliconas, toda esa caterva de gente baldía se ha limitado a ese estúpido y prolongado aposentamiento sin ninguna enjundia, como no fuera la del puro morbo, porque la noticia no daba ni dió más de sí. Claro que para llenarla de comentarios y confidencias banales en seguida se aprestaron periodistas de cierto nivel, concitados y rebajados para el caso a la condición del burdo comadreo. Luto por Érika, sí, y mucho asco por toda esa falta de dignidad cebada una vez más en la muerte como chisme, hablilla, huero y baboso fisgue para sazón del tedio público, tan notorio ante los televisores.

RedDiario

Noticia
UNA DE DIGNIDAD
A fin de reconfortarnos con la excepción, no me resisto a destacar otra noticia con cuyo protagonista comparto el criterio por el que ha rechazado un premio de Periodismo: Andreu Buenafuente (el director de Buenafuente, Antena 3) recibió hace unos días la comunicación oficial de que había sido premiado con el Micrófono de Oro de la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión, y ayer decidió rechazar el galardón porque también se lo han concedido a Federico Jiménez Losantos, director del programa La mañana de la Cope.
El País.

Artículo
CUATREROS DEL CORAZÓN
Una regla no escrita del periodismo pide discreción sobre las personas que se bajan de esta vida según su voluntad, y más si son anónimas. Pero hay quienes han perdido su anonimato, no por propia iniciativa, sino por azares de la vida, y, entonces, un cortejo de cuatreros del corazón les perseguirán más allá de su aliento, incluido el último. Descanse en paz pese
a todo.
Javier Morán, La Nueva España.

Editorial
RESPETO PARA ÉRIKA
El fallecimiento de Érika Ortiz, de 31 años, hermana de la Princesa de Asturias, es una noticia estremecedora por tratarse de una persona joven que deja, además, una hija de 6 años. Esa muerte debería quedar en el ámbito estrictamente privado de los familiares de Érika, una mujer que nunca quiso entrar en la vorágine de los medios de comunicación que someten a asedio cotidiano a las personas de relevancia pública y a sus allegados. Un acoso que la propia Érika sentía como sucio e insoportable hacia ella y hacia su familia. Cabe ahora exigir el máximo respeto, por más que el impacto de la noticia, conocida en la mañana de ayer, desatara de inmediato el morbo de algunos medios tradicionalmente poco respetuosos con la intimidad de las personas.
El Periódico de Cataluña.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La quiebra del derecho a la intimidad a la que sin duda se refiere es una consecuencia de la ausencia de lo que yo llamo "ética profesional". Aunque una sociedad decadente y enferma de muerte reclame dosis crecientes de morbo, un buen profesional de la información no ha de ser coherente con tan mostruosa demanda. No obstante, al montar "parafernalias" como las que usted tan bien glosa, se fomenta aún más ese enfermizo y corrupto afan de morbo.
¡Ojalá Doña Érika pueda descansar en paz¡

Anónimo dijo...

No es la prensa que tenemos la que refleja la sociedad. Más bien es se pretende desde la prensa modelar un tipo de sociedad "huera" de todo valor.

Anónimo dijo...

Los medios de deformación del sentimiento son la lógica consecuencia de los medios de deformación del pensamiento.

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