martes, 6 de febrero de 2007

Gente ruin y encanallada

Félix Población

Recuerdo muy gratamente, entre las entrevistas que tuve oportunidad de hacer a lo largo de mi no muy larga vida profesional, la que mantuve con don Carlos Alonso del Real (1914-1993), catedrático de Prehistoria y Etnografía en la Universidad de Santiago de Compostela, y la expresión cervantina con la que se refirió a mi oficio a modo de venial chanza. Aquélla fue una conversación muy enjundiosa, con eruditas referencias a la cultura mágica del ámbito galaico, de la que no mucho después sólo recordaría la humorada salutación con la que don Carlos definió a la profesión que entonces ejercía yo con tierno arrobo vocacional, acaso para proponerme sin marcha atrás la decisión inquebrantable de abandonarla.

Durante estos últimos años, muchas han sido las oportunidades en las que la calificación cervantina del profesor Alonso del Real ha venido a mis labios para catalogar las desvergüenzas, dependencias, arbitrariedades y chapucerías que enlodan el oficio de la información y la opinión en España. Visto a distancia, y después de un cierto currículo en activo en el que quizá pude comprobar que se sentaban las bases de lo que ahora padecemos, cabría afirmar que no son pocos los periodistas adscritos a la ruindad y el encanallamiento, aunque resalten por contraste, tal como siempre ha ocurrido, las excepciones que siguen dignificando la profesión.

Me refiero hoy entre lo maleados por la mala baba a don Carlos Dávila, añoso colega del diario La Razón, que después de una larga experiencia en el ejercicio de sus fobias antisocialistas, se muestra más entero y verdadero que nunca a la hora de desorbitar sus pullas contra el actual Gobierno, acaso porque el amargor de la edad y el ejemplo de otros compañeros de su misma cuerda han prendido con arrebato en la acrimonia sectaria de su pluma.

Lo último que ha dicho este señor, además de la verdad, esto es que la manifestación del pasado sábado era contra ZP, es que el señor Presidente de todos los españoles, culpable de haber desnudado a España de toda dignidad, mantiene una connivencia clamorosa con ETA. Es más, el señor Dávila, se ha permitido el insensato descomedimiento de lanzar una amenaza de este calibre sobre el partido político al que la ciudadanía ha otorgado su respaldo para las tareas de gobierno: Como se ponga torpes Blanco y su cohorte de titiriteros, vamos a hablar mucho y mal de Fago, en referencia al ex concejal socialista que se declaró culpable del asesinato del alcalde popular de esa localidad oscense.

¿Qué pretende don Carlos con esa intimidación basada en un desgraciado episodio criminal pendiente por ahora de ser dilucidado por la justicia? ¿Acaso que gente como él, dotada de voz y audiencia, puede permitirse todo desdoro con tal de reflejar la falsa realidad de enfrentamiento civil, siniestro total y ruptura patria que desde hace casi tres años configura la doctrina inmutable de la airada oposición? ¿Tienen algún límite esas especulaciones delirantes y esas descalificaciones infames contra el señor Presidente del Gobierno o todavía aspiran a más los servicios de prensa y propaganda del aznarato genovés? ¿Qué queda por decir si al Jefe del Gobierno se le acusa de connivencia con ETA? ¿Quizá que es uno más de banda?

Se quedó corto Cervantes y don Carlos en sus calificativos. Los adecuados al presente y sus circunstancias entre muchos de mis colegas no acertaría a describirlos ni el mismísimo don Ramón del Valle Inclán.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando se mezcla Información con opinión surge lo que llamamos manipulación. Ahora bien; en la práctica es muy dificil separar la una de la otra y por eso los casos de manipulación son tan frecuentes en una profesión a la que muy pocos conceden la importancia que tiene. Así pues, se llama periodista a cualquiera.
Comparto muchas cosas de las que dice, admirado señor. A lo mejor, el señor Presidente del Gobierno español se digna dejar las cosas claras para que nadie ponga en duda su buena voluntad en eso que él llama "la paz". Por mi parte, no lo pongo en duda. No obstante, si no quiere o no puede hacerlo la manipulación informativa surgira desde el lado conservador y desde el lado progresista.

Anónimo dijo...

Nadie puede poner en duda la buena voluntad del presidente de una nación para acabar con el terrorismo. Quienes dudan de esa buena voluntad se califican a sí mismos en línea con quienes propalan esa infamia.

Anónimo dijo...

Nunca estorba una garantía, caballero.

Anónimo dijo...

La garantía es para los productos perecederos y no creo que ése sea el caso del honor y palabra del seeñor Presidente.

Anónimo dijo...

A Zapatero lo engañó ETA y eso es lo que tiene que reconocer para empezar a corregir sus errores.

Anónimo dijo...

GARANTÍA. Proviene de garante: 1.f: Efecto de afianzar lo estipulado. 4.f: Seguridad o certeza que se tiene sobre algo. El anónimo comunicante se refiere, sin duda, a estas acepciones y no a las que se sugiere en el otro comentario.

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