lunes, 29 de enero de 2007

Ni tangas, ni pechos al aire, ni jeringas

Lazarillo

Una asociación alicantina de buenas costumbres, a la que por nombre más propio se la conoce como Playas Familiares, está promoviendo en el litoral patrio los arenales del recato, en donde no tengan acceso aquellas prendas que bien por su ausencia o por su menudencia contribuyen al exhibicionismo o resalte de aquellos atributos corporales susceptibles de atentar contra el respeto debido a nuestra tierna infancia. En equiparación con esos riesgos derivados de las gracias físicas que adornan a nuestras bañistas más ligeras de atavío, la citada entidad mienta asimismo los cristales y jeringuillas sembradas en nuestras bahías, de suerte que quienes quieren para sí playas donde se venga a proteger la reserva espiritual de la compostura -tal cual tienen las suyas los nudistas-, puedan a la par no infectarse con los desechos de la drogadicción. ¿Cabe deducir de ese anhelo que para Playas Familiares el abuso de jeringuillas es directamente proporcional al muestrario de piel al aire por metro cuadrado? Permítanme que lo dude. No hay situación más favorable para disfrutar de la armonía de las líneas y los volúmenes que la del equilibrio. La peor es la de la moralina, escandalizada con la plácida desnudez en un mundo cotidiano tan agitado por todo tipo de violencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué primor de espalda, Lazarillo...

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