Melibea
El cantautor greco-francés Georges Moustaki está en Barcelona. Actuará en el Palau de la Música y presentará un libro que ha escrito por culpa de la actualidad y a instancias de un editor predispuesto. Se titula Siete cuentos fronterizos y la idea original parte de un supuesto colono judío de Gaza que antes de abandonar la tierra donde reside, prefiere por apego a la misma convertirse en palestino. A Moustaki le molestan las fronteras, reales o imaginarias, pues por su ascendencia griega conoció el trance de la emigración, del que resultó afectado con una marcada alergia a las rayas divisorias. Al director mexicano don Alejandro González Iñárritu le debe ocurrir lo mismo por razones similares y aprovechó la concesión del Globo de Oro a su película Babel para espetarle al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, que le entregó el premio en la consiguiente ceremonia, lo que sigue: Le juro que mis papeles están en orden, gobernador, lo juro. El aguerrido Terminator, muy ocupado ahora en perfeccionar la pena de muerte en el Estado de su competencia, acogió el comentario con una sonora risotada. Espero que para Schwarzenegger lo que dije haya trascendido más allá del humor –declaró después don Alejandro a un diario de su nación–, para que no solamente le den un premio a un director mexicano sino a todos los inmigrantes mexicanos que han cruzado a Estados Unidos y que han dado tanto a la cultura y a la economía de ese país. Ahora espero que no me deporte.
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