Lazarillo
Como se sabe sobrada y reverencialmente, el Príncipe de Asturias y su asturiana consorte esperan para dentro de un trimestre el alumbramiento por parte de doña Letizia de su segunda criatura, que también será niña, más que nada por no enredarla más con un vástago varón, habida cuenta el agravio comparativo vigente en la Corona que prima a los machos sobre las hembras en los derechos al trono. Pues bien, la que tan a gala de vientre levanta aquí sus ojos en dirección a la alteza de su esposo, predispuesta a repetir maternidad con dulces y tiernos miramientos, tiene además de esa natural pasión en ejercicio otra que le viene de realeza y que escruto en El Otro País. Según esta publicación, la afición cinegética de don Juan Carlos, capaz de aquellas fechorías monteras en Polonia, Rusia y Rumanía que tanto dieron que hablar por contravenir la protección de especies protegidas, también afecta a la grávida princesita. Se cuenta en el citado periódico, de manifiesto y vivo color rojo y republicano, que doña Letizia lleva recibidas las suficientes clases de tiro en La Zarzuela como para haber abatido este verano a una gran pieza en territorio ruso, según versiones de la prensa de ese país, al que al parecer el matrimonio suele acudir ocasionalmente para tirar de gatillo. Es más, puede que ese primer gran trofeo lo haya cobrado doña Leti gracias a la valiosa escopeta que le regaló por Reyes don Felipe hace dos años.
3 comentarios:
Pero si el Príncipe hizo de ecologista en TVE...
Bueno, a los Borbones siempre les ha gustado mucho cazar. Carlos IV, por ejemplo, repartía su tiempo entre la caza, las agrias discusiones con su hijo Fernando y Godoy.
Per por lo lo que veo es una afición contagiosa.
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