Lazarillo
Leo una información de agencias publicada en el diario 20 Minutos según la cual el etarra Iñaki de Juana Chaos podría salir de la cárcel para acudir al sepelio de su madre, fallecida ayer sábado a los 83 años de edad. Al parecer, la petición de libertad solicitada por su abogado, y sobre la que tanta tinta polémica corrió durante toda la semana, no sólo se fundamentaba en el grave estado de salud del terrorista por su huelga de hambre, sino en la enfermedad terminal que afectaba a quien lo concibió. Si la información que difunde hoy 20 Minutos es correcta y el titular obedece con todo rigor a la misma, me resulta difícil creer que Iñaki de Juana, hasta hace unos días en peligro de perder la vida, pueda ahora acudir al entierro de su madre, por mucho que sea su amor filial. No olvidemos que hasta el señor Anasagasti, del PNV, manifestó que la decisión de la Audiencia Nacional, ratificando la estancia del recluso en prisión, podía equipararse casi con una pena de muerte. Sólo entendería esas variantes si la información publicada ayer por el diario El Mundo, pasándose por alto el principio ético que protege la confidencialidad de los informes médicos, fuera cierta en lo más substancioso de sus datos. Esto es, que el etarra está muy lejos de su óbito porque así lo avalan las analíticas del Hospital 12 de Octubre en donde está ingresado y a los que el citado diario hay que suponer que tuvo irregular acceso. Lamento que otros medios no se hicieran eco de esta información, digna, por lo menos, de ser contrastada.
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