viernes, 29 de diciembre de 2006

Para el PP de Salamanca Unamuno sigue siendo un antipatriota

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Félix Población

El próximo 31 de diciembre se cumplirán setenta años del fallecimiento en plena guerra civil de don Miguel de Unamuno en Salamanca, de cuya universidad fue rector. Ese día, como todos los años, lo señores munícipes, con su alcalde a la cabeza, honrarán con los protocolos consabidos la memoria del escritor ante la estatua que lo representa.

En esta ocasión, sin embargo, esa ceremonia pecará como mínimo de paradójica, a menos que aclare el actual consistorio del Partido Popular por qué rinde homenaje a quien sigue siendo considerado como un antipatriota gracias a la calificación que como tal ganó de parte de los golpistas del 18 de julio de 1936. Una moción aprobada en sesión secreta por el consistorio el 13 de octubre de ese año destituyó a don Miguel como concejal de la ciudad. El grupo popular impidió ayer en el pleno municipal, como solicitaba el grupo socialista, dejar sin efecto de forma simbólica el acta con la moción insultante y vejatoria que sirvió para expulsar al intelectual vasco del escaño para el que había sido elegido.

Las razones argüidas para tal decisión no podían ser otras que las ya consabidas por la airada oposición a lo largo de la legislatura en curso: La propuesta de los socialistas salmantinos forma parte de la estrategia nacional del PSOE, basada en el vil contubernio de aislar al PP, y cuya línea de actuación se fundamenta en el Estatuto de Cataluña, la agresión a las creencias mayoritarias, la rendición del Estado y la democracia ante ETA-Batasuna y la llamada recuperación de la memoria histórica.

Al rechazar los populares en pleno que se anule esa moción dictada por el bando rebelde, seguirán pesando sobre don Miguel de Unamuno las sinrazones esgrimidas por el ejército franquista para desposeerle de su cargo como representante de la ciudadanía: haber incurrido en un caso de incompatibilidad moral corporativa, de vanidad delirante y antipatriota actuación ciudadana. Todo ello por haberse enfrentado al grito del general felón Millán Astray, Muera la inteligencia, con el argumento irrebatible: Venceréis, porque tenéis la fuerza bruta, pero no convenceréis.

Hace unas pocas fechas presagiaba Lazarillo en este mismo Diario la actitud que el Partido Popular en el Ayuntamiento salmantino acaba de tomar, como si con la misma pretendiera contradecir al propio don Miguel setenta años más tarde: ése es el PP al que todavía el franquismo convence porque, hasta el día de hoy, jamás lo ha condenado.

RedDiario

Artículo (30-XII-06)
LECCION MAGISTRAL DE FELIPE GONZALEZ
Respeté durante años el chorreo permanente de canoninzaciones de mártires de la guerra incivil.
Enric Sopena, El Plural.

Artículo (31-XII-06)
HOMENAJE A UNAMUNO
Han pasado 70 años desde la muerte de Unamuno (31 de diciembre de 1936) y parece que la derecha política de este país ha evolucionado muy poco, o mejor dicho, nada, de la que sustentó el golpe de Estado fascista aquel fatídico 18 de julio. Unamuno, gran defensor de la razón, la libertad de pensamiento, la justicia social y la solidaridad, fue expulsado como concejal el 12 de octubre del 36 y a la semana siguiente cesado por decreto de Franco como rector de la Universidad de Salamanca, por enfrentarse a la encarnación de la muerte (Millán Astray), espetándole, entre otras cosas: "tenéis sobrada fuerza bruta, pero hay algo que os falta: razón y derecho en la lucha".
Resulta tremendamente doloroso que ante la moción socialista en el Ayuntamiento de Salamanca para rehabilitar simbólicamente a Unamuno como concejal, se esgriman por el PP argumentos tan peregrinos como que detrás de esta propuesta socialista se esconden tres intenciones perversas: el Estatuto de Cataluña, la "agresión" a las creencias mayoritarias de los españoles y la rendición del Estado ante ETA. Sólo mentes encolerizadas y enfermizas pueden sostener que el Gobierno socialista apoya su gestión política en pilares esotéricos.
Al PP le traiciona severamente el subconsciente y no hay diferencia entre el hastío y rechazo a la izquierda política y social que mantienen hoy los dirigentes populares y el reclamo a la santa cruzada contra los rojos, masones y ateos con el que justificaron Mola, Franco, Queipo y demás camarilla, el alzamiento y la guerra civil. Hay muchísimas semejanzas, por desgracia, entre estos argumentos y la historia oficial contada por Arrarás en la posguerra o la que hoy quieren revitalizar ciertos revisionistas y seudo-historiadores. Es bochornoso y lamentable.
No obstante, aunque algunos no lo quieran, la excepcional figura de Unamuno se merece siempre el mejor de los homenajes. Su entrega al servicio de la ciencia y de los demás estuvo presente en todos los órdenes de la vida. En su recuerdo, me vienen a la memoria las palabras proféticas (preludio de una larga dictadura) y llenas de dolor que Ortega pronunció a su muerte: "la voz de Unamuno sonaba sin parar en los ámbitos de España desde hace un cuarto de siglo. Al cesar para siempre, temo que padezca nuestro país una era de atroz silencio, silencio, silencio".

Julio Fernández García, profesor de la Universidad de Salamanca y miembro de la asociación Memoria y Justicia.
Carta al Director, diario El País.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lazarillo conoce el género, es como si fuera del Tormes.

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