Félix Población
Marta García Ayer es una joven periodista madrileña que ha hecho de su propia experiencia y la de su generación un libro de sumo interés. Se titula La generación precaria y aborda la extendida y grave problemática a la que se enfrenta la mocedad de nuestros días, comprendida en una muy ancha franja de edad que va de los 20 a los 35 años, y a la que la precariedad laboral y las dificultades de acceso a la vivienda tienen marcada.
Esa generación, que en Italia rinde irónico culto a san Precario y acuñó el término milleuristi, está muy lejos de verse representada en el generoso redondeo de ese cifra salarial. Para Marta más exacto sería hablar de mierdaeuristas, en más directa consonancia con los llamados contratos-basura, pues es mayoría el número de jóvenes en España con emolumentos por debajo de los 700 euros.
Frente al estereotipo tan divulgado como interesadamente deformante de que al mocerío le priva el consumismo y la jarana, simbolizados en el dinero, la discoteca, el condón, los coches, el alcohol y la moda, la joven periodista expone en su libro a una generación que no comulga con ese tópico. En este país nuestro, cuya coyuntura económica tanto se celebra, preocupa mucho a los afectados que la temporalidad laboral sea la más alta de la Unión Europea y que la media de emancipación de los jóvenes esté en 32 años, muy por encima de la media europea, que no pasa de lo 25, porque acceder a una vivienda digna es imposible si no se dignifican las condiciones laborales de quienes por fuerza han de apalancarse al domicilio paterno.
Precisamente para mañana, coincidiendo con las vísperas navideñas, está convocada en todas las ciudades de España una manifestación en la que se reclamarán unas condiciones más favorables para esa emancipación juvenil. Bajo la irónica consigna Yo no vuelvo a casa por Navidad porque no he podido irme, ese tipo de movilizaciones denotan un grado de inquietud creciente que Marta García considera esencial para despejar el precario horizonte de su generación, por más que se nos trate de vender un punto de vista antagónico que resalta el carácter acomodaticio o indolente de los jóvenes.
La facultad de acción solidaria para la protesta pública logró en Francia esta pasada primavera, mediante masivas convocatorias, que el Contrato del Primer Empleo fuera una ley finalmente paralizada. También en Alemania los jóvenes se han movilizado para acopiar firmas con objeto de mejorar las condiciones laborales de los becarios.
Dice la joven periodista madrileña que una rebelión conjunta y organizada de los becarios no estaría mal para empezar a cambiar las cosas. Si se diera esa circunstancia, y dado que es en los medios de comunicación donde más llamativa y abusiva viene siendo la explotación del personal cualificado, probablemente los noticiarios carecieran de personal para dar constancia del hecho.
6 comentarios:
No está mal como estrategia, se les llena de consumo a los jóvenes y al mismo tiempo se les amansa con un trabajo precario por el que suspiren.
Yo veo a los jóvenes mansos y acomdaticios en ocasiones, tal como lo es la generación precedente.
Respecto al acceso a la vivienda, me pregunto cuándo será realidad que un gobierno español, que regula los precios de agua, gas y electricidad, como bienes que el ciudadano necesita, controle de una vez el precio del suelo, una necesidad si cabe mayor.
Cele tiene razón. Y es curioso, porque ahora que me estoy leyendo el libro éste, La Generación Precaria, veo que ella también dice lo mismo. Me parece que la idea de que somos mártires y no consumistas que aprovechamos vuelos low cost sería hipócrita. Por eso el libro está genial y además escrito desde la cercanía de alguien que vive esa misma situación. En el libro de García Aller, también se muestran jóvenes acomodaticios, pero lo bueno es que da las claves de cómo algunos intentan cambiar las cosas. Merece la pena.
Hay un libro que me gusto mucho, se parece a este, se llama JOVENES AUNQUE SOBRADAMENTE CABREADOS
lo recomiendo, altamente recomendable!!! pero no me acuerdo de quién es.
Hola a todos/as
Estimados sufridores, es lo que nos toca vivir y si os soy sincero, no veo la solución a nuestra precariedad. Ayer acabé de leer el libro “La generación precaria” y me dejó un sabor agridulce.
De una parte es incuestionable que Marta García Aller describe perfectamente nuestra situación y no estaría nada mal que los políticos, empresarios y toda esa calaña se lo leyeran, aunque dudo que se preocupen de otra cosa que no sea los ceros de sus cuentas corrientes.
La autora explica de una forma brillante que nuestro enemigo es difuso y de ahí nuestro malestar, no sabemos exactamente quién es el culpable de nuestro legado y lo más importante, no sabemos contra quién nos podemos enfrentar para cambiar las cosas.
Por otra parte, eché de menos más humor a todo este drama a lo largo del libro. Cierto es que en ocasiones me descojoné con situaciones que se describían. Ciegamente considero que el sentido del humor es lo que nos puede salvar de toda esta basura que no dejamos de tragar día tras día. De no aplicarlo a nuestra realidad, estaremos perdidos (como canta Ismael Serrano)
He leído a alguien que culpaba a sus padres por inculcarnos la universidad, pobrecillos nuestros padres, ellos sólo pensaban que era lo mejor para nosotros, y rotundamente se equivocaron. Pero cuando acabamos COU, fuimos libres de meternos a fontaneros, albañiles o pintores de brocha gorda. Nuestro orgullo y quizás nuestra reputación social nos cegó por el camino de la universidad.
En fin, que no vale de nada quejarse, las cosas están así. La vivienda no bajará, los sueldos no subirán así que nos tendremos que buscar la vida como sea o como nos dejen.
Si os sirve de consuelo tengo dos carreras (no pretendo ser narcisista ni prepotente, nada más lejos de mi intención) derecho y humanidades y comunicación. Cuando acabé mi segunda licenciatura, empecé a ver las orejas al lobo y me olvidé de masters del universo (como lo llama en el libro), becas, y leches. Tenía que recuperar el tiempo que perdí en el cacarón de la universidad.
A día de hoy, dirijo una revista deportiva, soy el responsable de una delegación de una agencia de publicidad y edito suplementos para prensa. (escribo y saco fotos mientras capto algún cliente, atiendo el móvil y aguanto a mi jefe) Todo por la brillante suma de poco más de 1.000 euros al mes.
No tiene perdón mi explotación, hasta me descojono de mi situación. Por su puesto, vivo de alquiler.
Perdón por la chapa, amigos y amigas, espero escribiros dentro de unos meses diciendo que le he mandado a tomar por culoa mi jefe y la vida me sonríe con un nuevo proyecto personal, en ello estoy.
Buena suerte a todos y todas
Ah, por cierto, no dejéis de leer el libro, os servirá de alivio sabiendo que no sois los únicos precarios en la vieja Europa.
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