viernes, 1 de diciembre de 2006
El beso de las dos iglesias
Lazarillo
La imagen nos retrotrae en el tiempo. Pónganle fecha antigua y pintor de cámara pues el colorido del vestuario, así como la histriónica actitud y mayestática entidad de los personajes podrían ubicar la secuencia en el aquietado ámbito de las pinacotecas. Pero quien la pinta no es un preclaro maestro del Renacimiento sino un reportero gráfico. Y no lo hace desde las páginas de la Historia sino que se ciñe a la más estricta actualidad. Ahí están las cabezas visibles de las dos iglesias cristianas más llamadas a la koinonia o comunión, según el modelo eclesiológico de encuentro entre ortodoxos y católicos. Sostienen los sesudos teólogos que el cisma de excomunión recíproca lanzado por ambas instituciones en 1054, a pesar de propiciar un largo periodo de mutua y cierta reluctancia, no acabó del todo con las originarias relaciones de los tiempos apostólicos entre Roma y Constantinopla, potenciadas sobre todo a raíz del Concilio Vaticano II. En 1965, con motivo de una declaración común suscrita por ambas iglesias, se solicitó que aquella excomunión fuera borrada de sus respectivas memorias. Continuación de ese proyecto de intenciones pudiera ser lo que Benedicto XVI dijo ayer a su anfitrión en Turquía como razón de su visita: un estímulo para apresurar el paso hacia el restablecimiento de la plena comunión. El peso demográfico de la creciente comunidad musulmana en Europa podría dar ese sentido y proyección al beso de los dos pontífices. (Léase El sentido de la visita del Papa al patriarcado ecuménico de Constantinopla. Entrevista con Giovanni Cereti, teólogo).
3 comentarios:
Tal como están las cosas, esta foto aún da esperanzas de que haya posibilidad de acercamiento entre las religiones.
Un saludo
Si, bien mirado, también ésa es una lección ejemplar en los tiempos que corren.
Los besos no suelen decir mucho en el contexto de las religiones.
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