miércoles, 8 de noviembre de 2006

El escritor Grossman a Olmert: no extinga la paz

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Celestina Tenerías

Háblele al dolor profundo de los palestinos, reconozca su prolongado sufrimiento. Usted no tiene derecho moral a rechazar una señal de paz, por pequeña y ambigua que sea, procedente de algún dirigente árabe. Usted debe aceptarla en pro de aquellos a quienes usted exigirá que sacrifiquen sus vidas en caso de que haya otra guerra. Y si el presidente Assad dice que Siria quiere la paz, aunque usted no le crea, debe proponerle un encuentro el mismo día, sin esperar un solo día más. Usted no esperó ni siquiera una hora para su última guerra. Se abatió contra un país con todo el poder destructivo de que dispone. ¿Por qué cuando hay una esperanza de paz usted la rechaza de inmediato, la extingue? Estas frases, dirigidas al señor Ehud Olmert, primer ministro de su país, las pronunció el escritor israelí David Grossman en la ciudad de Tel Aviv con motivo del multitudinario acto de homenaje al ex primer ministro israelí Yithzak Rabin, asesinado hace once años. También Grossman, que perdió a su hijo durante la pasada campaña libanesa, formuló a los cien mil concurrentes al acto esta pregunta que tras la tormenta de sangre de la operación exterminadora Nubes de Otoño, saldada hoy con más niños y mujeres colateralmente asesinados, se puede extender a toda la comunidad internacional: ¿Cómo es que seguimos observando pasivamente y como hipnotizados la imposición de la locura y la brutalidad, la violencia y el racismo en nuestra propia casa?

RedDiario (09-IX-06)
LOCURA EN GAZA
(...) Pero la pronta condena internacional de la terrible masacre, especialmente beligerante por parte de algunos Gobiernos árabes, no acalla el hecho de que los mismos poderes que hoy se lamentan suelen mantener un espeso silencio y un angustioso anquilosamiento diplomático en el día a día de un conflicto histórico que la mayoría considera intratable. Todas estas lamentaciones puntuales no sirven al final para movilizar una diplomacia de choque que alumbre una esperanza de convivencia en la región. Por desgracia, la matanza de Beit Hanun y la subsiguiente explosión de odio hiberna cualquier posibilidad de reactivación del diálogo entre las dos partes.
Editorial del diario El País.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si este señor necesitó perder un hijo para sentir lo que dice, ¿qué sentimientos no tendrán las madres palestinas ante los ciento y pico niños de sus familias que "han resultado muertos" a lo largo de este año.

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