lunes, 27 de noviembre de 2006

Benedicto XVI sin chaleco antibalas en Turquía

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Lazarillo

Visto con más distancia de la actualidad de la que en su día se dio tras la noticia, aquel discurso de Benedicto XVI en Ratisbona, donde a través de la cita de un emperador bizantino su santidad identificó al Islam y a su profeta con la guerra santa, cada vez me resulta más inverosímil. No se puede entender cómo la Santa Sede, con una larga tradición en el sabio desempeño de las relaciones diplomáticas, pudo permitirse semejante desliz a poco más de un par de meses de la visita oficial del pontífice a Turquía.

Cierto que ha habido otros errores en este tiempo dignos de reseña en el entorno papal, como encajarle a Benedicto XVI algún discurso de su predecesor, pero lo de Ratisbona tuvo unas repercusiones predecibles que significan su mayor grado de improcedencia.

Hubo entonces sonadas y violentas manifestaciones en aquel país de próximo destino, saldadas en otros de la órbita musulmana con ataques a templos católicos y el asesinato de una religiosa. Continuación de esas reacciones, y como prueba de los efectos que aquella alocución tuvo en Turquía, ha sido la multitudinaria manifestación celebrada ayer en Estambul en vísperas y en contra de la visita papal.

Casi un tercio de la información previa referida a este último y conflictivo viaje de Benedicto XVI gira en torno al complejo y reforzado sistema de seguridad que ha requerido por las circunstancias en que se celebra. Hasta el Mossad israelí se ha puesto en alerta para colaborar con los equipos de vigilancia italianos y turcos movilizados para la ocasión.

Sin embargo, y pese a tan ambicioso dispositivo como el puesto en marcha, me ha llamado la atención un detalle que en mi opinión no debería haber trascendido a los medios. Se dice que El Vaticano tenía intención de que su santidad no llevara durante sus desplazamientos por territorio turco un chaleco antibalas, si bien ésta era una decisión que aún no había sido ratificada por la Santa Sede.

Llama hasta cierto punto la atención que una información de tan decisivo carácter para la seguridad de Benedicto XVI quede así de expresa y suspensa en el aire, cuando quizá lo más conveniente para la integridad física del romano pontífice hubiera sido mantener en secreto el uso o no uso de esa prenda.

Breviario

EL PAPA SE NIEGA A USAR CHALECO
Las últimas noticias recibidas en torno a la recomedación del empleo del chaleco antibalas hacen referencia a la negativa del propio pontífice a usarlo, acaso porque no lo estime compatible con el carismático carácter de la representación que encarna. No se especifica nada más al respecto, pero el hecho de que los medios sigan insistiendo en ello no es precisamente un alarde de prudencia por parte de los responsables del ambicioso dispositivo de seguridad previsto para este viaje.
Lazarillo

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