domingo, 15 de octubre de 2006

Por la Vida

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Leí ayer que la señora presidente de Chile, doña Michelle Bachelet, inauguró un teatro en las afueras de Santiago. Que sea un teatro y lleve por nombre una invocación a la vida refuerza los propósitos que comporta el arte escénico como enseñanza interdisciplinar del vivir (el teatro ayuda a abrir los ojos, dijo hace unas fechas Peter Brook) y de la vida como fermento substancial del teatro. La sala se llama Por la Vida y está ubicada en el Parque de la Paz. Antes, cuando la señora presidente de Chile era una jovencita en lucha contra la dictadura del general Augusto, en ese ajardinado paraje junto a las montañas se encontraba la siniestra Villa Grimaldi, un lugar reconocido como campo de concentración de Pinochet en el que la señora Bachelet y su madre permanecieron secuestradas en 1975. Hoy en día, el general Augusto vive en libertad haciéndole trampas a la justicia y doña Michelle ocupa democráticamente el más alto cargo de la nación. Si de verdad estamos Por la Vida en el Parque de la Paz, la impunidad del dictador no sólo hace inverosímil esa voluntad fehaciente, sino quizá el propio escenario político en el que la misma se plantea.

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