El golpismo mediático

Celestina Tenerías

Sería tan necesario como deseable que los propósitos que plantea el autor de la siguiente carta, publicada hoy en El País.es, fueran factibles desde unos medios periodísticos dignos de confianza, tal como el señor Forcano debe considerar al diario en que aparece su texto, pero mucho me temo que hasta esos medios se están dejando llevar por una pugna con los que don Benjamin Forcano denuncia, basándose no tanto en razones partidistas como de mercado. En mi modesta opinión, la amarillofilia antigubernamental y despendolada de la reacción mediática vende y sus competidores desde los medios llamemos progresistas se están dejando arrastrar por ese entendimiento del oficio como trinchera. Me temo que eso, a la larga, antes favorece al golpismo mediático dándole una importancia que socialmente no tiene, que lo margina o arrincona al lugar que debería ocupar como prensa sensacionalista barata, como posiblemente sería el caso ante unos medios más comprometidos con los valores deontológicos y democráticos que con los partidistas y mercantiles:

Son ya muchos los meses en que El PP y sus órganos mediáticos persiguen tenaz y deliberadamente el derribo de nuestra democracia y de quienes, por voluntad soberana del pueblo, están ahora en el gobierno. Su orgullo y despecho ante la derrota electoral no ha cesado y no les importa recurrir a lo que sea, con tal de alcanzar su objetivo. Alcanza grados de obscenidad y delirio su capacidad de mentir, calumniar, enredar, aplazar y desviar la política de los cauces normales y de los intereses y causas verdaderamente importantes para el pueblo. Desenmascarar la desvergüenza e hipocresía de cuantos en primera plana están atizando esta batalla y potenciar la tarea periodística-cultural de esclarecer la verdad ante la gente, es lo primero; y, lo segundo, denunciar, si cabe, unas acciones que tienen carácter de delictivas y trabajar lúcida y coordinadamente para parar ese camino peligroso de un golpismo mediático, tan bien calculado. Los españoles no debemos permitir que políticos resentidos o periodistas cínicos o serviles antepongan sus intereses particulares a los generales del pueblo.