lunes, 5 de junio de 2006

Los Niños de la Guerra y el general Mizzian

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Félix Población

Hace más o menos un año que el señor Presidente del Gobierno visitó en Moscú a los Niños de la Guerra, ese colectivo de ancianos que vivieron a muy corta edad una de las páginas más patéticas del conflicto de 1936. A todos nos conmueven las imágenes de ese éxodo desde los puertos del norte que supuso para muchos una despedida definitiva de los suyos. La presencia del señor Rodríguez Zapatero, aparte de su valor simbólico como homenaje a unos conciudadanos a los que las circunstancias arrancaron de su derecho a una vida en paz en su patria, supuso también el anuncio de un sensible incremento en sus bajísima pensiones y el reconocimiento de un seguro sanitario.

Ayer, desde Valparaiso, en Chile, una hija de una de esas Niñas de la Guerra recordaba en las páginas de El País que a su madre, de 78 años de edad, todavía no le ha llegado una sola de esas pagas de 500 euros que le corresponden como pensionista. La dilación en la concesión práctica de ese derecho cuando las edades son tan avanzadas no viene sino a ratificar lo retardatarios que han sido todo tipo de compensaciones y desagravios a las víctimas republicanas de la Guerra Civil.

En la edición de ayer domingo del mismo diario aparecía una crónica de su corresponsal en Tánger dando cuenta de la inauguración en Nador, Marruecos, de un museo dedicado a la memoria del general Mizzian. Gracias a sus méritos de exterminador en el bando rebelde, Mohamed Mizzian obtuvo de Franco la más alta graduación en el Ejército golpista. Se cuenta entre las hazañas de quien llegaría a ser capitán general que a él se debe la orden de rematar a los heridos republicanos en Toledo y todo tipo de despiadadas disposiciones contra las mujeres cautivas.

Entre los invitados a la ceremonia, además de varios ministros del monarca marroquí, se encontraba el embajador de España en Marruecos y el segundo Jefe del Estado Mayor de nuestro Ejército junto a otros altos representantes de la milicia y la diplomacia. Hube de leer más de una vez esta información para cerciorarme de que sus datos eran ciertos y no fruto de un baile de letras o de épocas.

María Rosa de Madariaga, hija del gran escritor y diplomático español y autora del libro Los moros que trajo Franco, documenta en su obra la desalmada personalidad del golpista rifeño y resume lo que una noticia de ese carácter puede provocar en el lector: Estoy indignada.

Se supone que doña María Isabel Rioja Rodríguez, la firmante de la carta enviada desde Valparaiso, lo estará mucho más. En su misiva también recordaba que a su abuelo estuvo a punto de fusilarlo el mismo pelotón franquista que acabó con la vida del abuelo militar de nuestro señor Presidente del Gobierno. En memoria de los Niños de la Guerra y en responsable coherencia con las últimas palabras con que don José Luis Rodríguez Zapatero recordó a su familiar ejecutado en su discurso de investidura, lo de Nador no tiene excusa. Lo de Valparaiso, tampoco.

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NR: En el libro de María Rosa de Madariaga, Los moros que trajo Franco: La intervención de tropas coloniales en la Guerra Civil, se puede leer que el coronel Mohamed ben Mizzian ocupó entre 1950 y 1953 la comandancia general de Ceuta, luego fue nombrado capitán general de Galicia por Franco y como tal le tocó hacer la ofrenda anual al apóstol Santiago en nombre del Jefe del Estado. Ello ocasionó no pocos comentarios jocosos y chanzas, dada la entidad mítica de Santiago Matamoros. Se cuenta que para evitar el bochorno, se tapó con flores o con un manto la parte donde aparece a los pies del caballo la maltrecha y vencida morisma. Aunque parece que al final se optó porque de la ofrenda se encargase otra persona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Ha comentado alguien en los Medios lo que usted tan acertadamente hace, don Félix?

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