martes, 20 de junio de 2006

Amaya y Chapote

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Félix Población

El lehendakari Ibarreche, con un cierto retraso sobre la memoria de tanto crimen perpetrado por ETA, pidió ayer perdón en una carta leída en el acto de homenaje a las víctimas del atentado de Hipercor por la lejanía de los poderes públicos hacia su dolor. Don Juan José expresó asimismo su vergüenza por tantos asesinatos cometidos utilizando nuestro nombre.

Ayer también se celebraba en la Audiencia Nacional el juicio contra los presuntos autores del secuestro y asesinato de don Miguel Ángel Blanco, el joven concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Ermua. Casi nueve años después de tan abominable exhibición de barbarie, comparecían ante la justicia dos alias, a los que algunos reconocen como gudaris de una siniestra causa, no precisamente contritos por su valiente ejecutoria.

Si me refiero a ellos por sus apodos es porque creo que ni sus madres ni sus padres respectivos deberían sentirse orgullosos de haber dado sus apellidos a esta pareja de energúmenos. Chapote y Amaya, consagrados a lo que su banda ha tratado de vender al mundo como lucha armada de un pueblo oprimido, ejemplifican la misma no sólo con la tara de su crimen sino con su actitud ante el dolor de los padres de la víctima, presentes en la sala.

La chulería rufianesca con que ambos se han comportado ante las preguntas del fiscal, que trataba de sondear si habían sido conscientes del sufrimiento de la víctima ante el disparo en la nuca, da idea de la capacidad de ideales que los mueve y de la humanitaria sensibilidad de la que hicieron gala para acabar con su cautivo.

Si es importante para España que ETA deje de matar y la palabra acabe finalmente con la sinrazón de la violencia, no lo es menos que parejas como la que nos ocupa desaparezcan de la vista pública con su cínica y chulesca indiferencia ante el sufrimiento que su sucia guerra ha provocado.

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AR: Artículo editorial del diario El País: Un antiguo patriota irlandés dejó escrito que si bien se debe condenar toda violencia, se está especialmente obligado a reprobar la cometida en el nombre de uno.

NR: La familia de Miguel Ángel Blanco, expulsada del juicio contra sus presuntos asesinos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tampoco los padres de esas dos tiernas criaturas parecen dignos de estimación humana, a juzgar por las risas que les reprochó la hermana del asesinado.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, muy bien.

Anónimo dijo...

Si fueran seres humanos, asistirían al juicio de rodillas y con lágrimas abundantes. Es propio de nuestra época no reconocer las propias culpas ni pedir perdón por el daño que se ha hecho. Pero, encima, reirse y congratularse del mal es algo que nos horroriza, "diabólico", humillante para la humanidad...

Anónimo dijo...

Lo que hay que preguntarse es cómo se gesta la inhumanidad de esos elementos para que no se repitan.

Anónimo dijo...

animo, de juana chaos, toda la gente buena te apoyamos, sigue tu huelga hasta el final, te diremos unas misas y mandaremos unas folres, no desaproveches la oportunidad, no bebas ni agua, demuestra que tienes cojones, ánimo ade4lante con tu lucha

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