Lazarillo
No sé si fue una falsa impresión o el efecto de algún desajuste técnico pero ayer por la mañana, durante la transmisión del discurso del señor Presidente del Gobierno, me llegaron rumores de gallinero desde las bancadas del Partido Popular. ¿Eran un síntoma de la inquietud interna que se vive en el PP ante sus soledades y diversidad de criterios o la explícita introducción ruidosa a un debate en el que la oposición no tenía más futuro que el de la bronca?
Visto lo que ha dado de sí la intervención de don Mariano Rajoy, ese nerviosismo quedó suficientemente justificado. Tanto el señor Rodríguez Zapatero como el señor Rajoy evitaron entrar a fondo en una de las cuestiones capitales de esta legislatura: el diálogo con ETA. Por delicadeza política y mínimas reservas de estrategia, era obligado hacerlo ante la inminencia de esas conversaciones. Carente de ese argumento, sin embargo, del que tanto ha abusado últimamente el aznarato genovés, don Mariano flaqueó en exceso.
Siempre que se celebra uno de estos Debates sobre el Estado de la Nación, mal lo tiene la oposición si no noquea al gobierno a la luz pública. Desde los sectores más montaraces del PP, así como desde el vocerío mediático que los jalea a diario, se va digerir muy mal la derrota de su líder ayer en el Congreso. Si ustedes se han fijado en el rostro contraído de don Ángel Acebes durante la sesión o en la tirantez de locución del señor Zaplana al abordar una parvularia cuestión de orden, deducirán que salvo pendencia poco es capaz de coordinar el Partido Popular en esta legislatura.
En un principio, cuando el PP ocupó los escaños de la oposición tras una derrota electoral que se ganó a pulso, podría pensarse que la actitud del partido obedecía a una mala asimilación de la victoria socialista. Ahora, cuando han pasado más de dos años, mantener equivalente actitud y evidenciarla públicamente con gritos y alboroto sólo puede denotar una debilidad interior muy significativa.
Por eso, frente a las exitosas cifras manejadas por el señor Rodríguez Zapatero, como corresponde a quien está al frente del Gobierno, y a la visión optimista que esos datos pueden dar acerca del porvenir de España, no puedo dejar de consignar esa pincelada de sombra. Para el país no sería nada bueno que el Partido Popular ingresara en la UVI. La carencia de liderazgo y una asilvestrada y pertinaz derechización pueden hacerlo posible.
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NR: El PP del País Vasco está inquieto y desconcertado por la línea de Mariano Rajoy ante el proceso de contactos con ETA.
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