lunes, 17 de abril de 2006

Los derechos históricos de los vascos

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Lazarillo

La jornada del Aberri Eguna transcurrió un año más por los surcos de la demagogia nacionalista. El talante del fibroso lehendakari es muy dado a esas ínfulas pese al fracaso de su plan y gracias, sobre todo, en la edición de este año, a su personal y sin duda estimulante interpretación del nuevo Estatut catalán. Es como si don Juan José, de quien siempre me ha sorprendido su fidelidad a la castellanización de su nombre, tramara nuevas estrategias soberanistas a cuenta de lo ocurrido en Cataluña.

Habla Ibarreche de los derechos históricos de Euskadi como única constitución de los vascos. Se refiere a la actualización y desarrollo de esos derechos, reconocidos en la Constitución española, y se queda tan oreado entre los aplausos de su feligresía más adicta. Ambas premisas se contradicen, pues constitución sólo pueden tenerla los Estados, algo que nunca fue Euskadi más que como idea calenturienta de don Sabino Arana, y esos derechos históricos, reconocidos por la Constititución de 1978, no pueden basarse por lo tanto en la reivindicación de lo que nunca existió y va en contra de la propia Constitución del Estado español.

También dio por descontado don Juan José el fin de la violencia, algo que por lo menos habría que poner en cuestión a la vista de las última cartas chantajistas de ETA a ciertos empresarios, y el tránsito de los abertzales del entorno etarra a la lid política sin que, de momento, éstos hayan pedido perdón por el reincidente error de apoyar durante largos años el expeditivo procedimiento de matar al adversario.

Escuchando al fibroso lehendakari en el Día de la Patria Vasca, así como a sus otros colegas de Eusko Alkartasuna, para quienes el Parlamento de España no puede valer más que el suyo, se tiene la sensación de que la división que afecta al nacionalismo en Euskadi confluye hoy en día en un punto común de opinión: servirse del fin de la violencia como apremio y coacción para sus más soberanistas aspiraciones.

Podrán seguir defendiéndolas como quieran, en paz y libertad y sin el estigma del miedo que atenazó hasta ahora a quienes no compartían el ideario de los etarras y sus afines, pero no a costa de inventarse la historia y forzar a base de demagogia lo que como elección soberana y democrática desestima una mayoría de la ciudadanía vasca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ibarreche se pone muy nervioso con las ikurriñas y hace el patriota que es algo que sólo pueden hacer al parecer los vascos. ¿Se imaginan e´l Día de la Patria Española? ¿O el Día de la Patria Murciana?

Anónimo dijo...

El etnonacionalismo del PNV puede acabar por convencer hasta a los nacionalistas que no son independentistas en ese partido. Si a eso unimos los de EA y HB, el País Vasco sí puede llegar a ser independiente por votación, y en eso es en lo que confía Ibarretche.

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