miércoles, 15 de marzo de 2006

La derecha en Italia y en España



Lazarillo

Este Lazarillo debe confesar que el cara a cara en RAI 1 entre don Silvio Berlusconi y don Romano Prodi le ha hecho perder el sueño. No porque Il Cavaliere sea infumable e Il Professore excesivamente responsable en transmitir una imagen de seria mesura, sino porque no se deberían desaprovechar dos horas de televisión con tan poca capacidad incisiva entre los dos únicos periodistas seleccionados para plantear las preguntas que más pueden interesar a la opinión pública.

Con razón este modelo de debate tiene patente y diseño norteamericanos y no cabe en el mismo la reincidencia en las cuestiones cuando ninguno de los dos políticos se aviene a una contestación clara y se sale por los Cerros de Úbeda. Estoy por asegurar que un programa como el de ayer falsea no sólo lo que debería constituir la práctica en vivo de la libertad de expresión sino la demanda democrática de información previa a unos comicios.

Dicho lo cual, me gustaría establecer una similitud entre la derecha berlusconiana y la derecha española. Englobo en ese término, al modo que hace don Silvio con el centro-izquierda calificándolo de sinistra en todas sus alocuciones, a lo que tanto aquí como en España es una derecha pura y dura. Cierto que más allá queda la Mussolini, pero ésos son sólo restos de serie que no creo afecten al resultado electoral.

Por las noticias que llegan de mi país a cuenta del sumario del 11-M y otras cuestiones menores, observo que el avance hacia todo tipo de desmesura por parte del Partido Popular y su cabecilla don Mariano es ya casi inercia desatada. He observado incluso que hasta el diario ABC parece reacio a una apuesta por el señor Rajoy cuando tantos y tan sonados son sus despendoles en las manifestaciones públicas. El detalle no es baladí dada la inteligencia y profesionalidad de quien pilota ahora el viejo periódico monárquico.

En Italia con Il Cavaliere pasa algo similar. Su parecido con la petulancia y soberbia de don José María Aznar quedaron ayer una vez más de manifiesto ante las cámaras. En cuanto al peloteo servil de sus fieles, ya sean compañeros de su partido, carismáticos profesionales de la información pagados por las empresas del Gran Capo o simples militantes, poco falta para que el endiosamiento de su figura llegue a lo grotesco. Hay hasta quienes lo han comparado con una suerte de Mesías del que depende el porvenir de Italia.

En mi sueño de esta noche, créanlo o no mis pocos pero selectos lectores, he creído ver a don Silvio Berlusconi convertido en guiñol Plus, no porque así se le hubiera configurado para el programa de ese canal, sino porque el ser de carne y hueso que ayer habló a millones de ciudadanos italianos era propiamente eso, un muñeco parlante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Usted lo ha dicho Lazarillo. El modelo de tele es como el modelo de sociedad, y no hay otra que la usaca.

Anónimo dijo...

Berlusconi gana porque gana el miedo.

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