miércoles, 18 de enero de 2006

La FAES de Aznar contra el buenismo de Zapatero

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Lazarillo


Parece que don Amando de Miguel, según cuenta Anabel Abril en El Plural, al referirse al libro que próximamente presentará la FAES del señor Aznar y que lleva por título El fraude del buenismo, define este neologismo como irónico y expresivo de la mentalidad de querube que muestra nuestro afamado presidente del Gobierno, algo así como -en afirmación del sociólogo zamorano- la realización en la Tierra de la música celestial.

El memorioso lector recordará, si presta una cierta y regular atención a la actualidad política, que no hace muchos meses se divulgó por los Medios de la confidencialidad la intención del Partido Popular de dirigir sus venablos a la figura del presidente de la nación como clave para una acelerada estrategia de desgaste. Fue tan puntual la aparición de la noticia como el muestrario de su certidumbre, pues desde ese día no se recató la airada oposición en ratificarla.

Pues bien, el sustento doctrinario de esa práctica ya tiene una base documental en la Fundación que preside el ex presidente del Gobierno. Coordina la misma un colaborador asiduo de la entidad, don Valentí Puig, y participan en el empeño varios autores reconocidos por su vinculación con la FAES y el Grupo de Estudios Estratégicos (GEES), fieles todos a la marca de garantía neocon instituida y exportada por la Administración Bush.

Nada mejor que algunas de sus formulaciones para desentrañar lo que el buenismo comporta y de paso cerciorarnos de bajo qué dictado están escritas. El buenismo es una ideología -aseguran- que amenaza la técnica y la libertad políticas, así como la concepción occidental del ser humano como sujeto de derechos. Don Andrés Ollero, uno de los autores, sostiene que el buenismo es la base del consenso, que va de la mano del relativismo, apela a la neutralidad y es, en resumen, un timo, que elimina todo elemento objetivo, lo que hace rebosar de generosa benevolencia a una operación aparentemente inocua. Todo, naturalmente, con el fin de mantenerse en el poder gracias a esa estrategia oportunista.

Quien menos disimula sus devotas filias en la obra es don Miquel Porta Perales, que se define como extremocentrista, una especie de liberal-conservador que, en sus propias palabras, niega el igualitarismo así como cualquier proyecto que prometa un mundo mejor, más justo y más libre. Para él, los bonistas se tienen por heraldos del bien, Europa debe aplicarse en imitar a USA y el presidente Bush tiene demasiado de socialdemócrata.

Dicho queda lo que antecede para mayor precisión y abundamiento en la turbia cocción ideológica que se sazona en los aventados fogones del aznarato.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Lo más preocupante de esa cocina es la salsa que se condimentó en USA antes del 11-S, con el 11-S y sus epígonos terroristas en Europa. Cabe la posibilidad de que se añadan otros aderezos de terror en el porvenir, por si el preparado no infunde todo el miedo e inseguridad precisos para que sus benefaciarios aceleren el proceso de imposición de su doctrina del pensamiento único.

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