jueves, 1 de diciembre de 2005

Bush y su plan de victoria

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Lazarillo

Al poco de presenciar a través de Cuatro TV y su magnífico programa 1 Equipo el modelo de convivencia entre razas y países en que se ha convertido el barrio madrileño de Lavapiés, me llegó la voz de cascajo del presidente Bush hablando de su plan de victoria en Irak. Su tono chulesco y la fatuidad marcial del contenido han de resultar sin duda cada vez menos soportables para sus conciudadanos.

En Estados Unidos, a medida que la información sobre el país conquistado acumula y difunde espeluznantes episodios de muerte entre la población civil y no acaba el suma y sigue de bajas entre las tropas norteamericanas, ya se cifra en un 60 por ciento el número de contribuyentes decididamente opuesto a la permanencia militar de USA en Irak.

Dado que ese porcentaje no ha dejado de ascender en los últimos tiempos, el discurso de ayer de George Doble V sólo se entiende como una necia lección de arrogancia imperialista, severamente criticada desde las filas del Partido Demócrata, aunque sólo sea por cumplimentar los deberes teóricos impuestos desde la leal oposición.

Si mister Bush, con las deplorables consecuencias que para el prestigio de su país está teniendo su hazaña bélica en Irak, mantiene todo el rigor de la misma sin el más mínimo amago de liberar la tenaza, es muy posible que las circunstancias allí no sólo devengan en un peligroso conflicto civil sino que la inseguridad y el miedo en el mundo occidental se incrementen aún más, como no han dejado de hacerlo las amenazas y las acciones terroristas desde la conquista.

Un 80 por ciento de la población iraquí, harta de sangre, reclama el desalojo inmediato de las tropas ocupantes. Si unimos a esa mayoría la otra mayoría de la población norteamericana, cada vez más harta de arengas patrioteras, hemos de convenir que ambos pueblos están en contra de que la actual situación se prolongue.

Como los ciudadanos iraquíes que conviven con norteamericanos en Lavapiés o los turcos que se hacen fraternales amigos de los kurdos en el popular barrio madrileño, los pueblos están por la paz, pero mister Bush sólo sabe hablar como altanero comandante en jefe de planes de victoria sobre una nación sojuzgada que aprende a morir cada día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ni con el 80 por ciento de la población en contra daría su brazo a torcer Bush, sus planes van más allá de Irak y sólo lo evitará su tiempo de permanencia en la Casa Blanca.

Anónimo dijo...

Se habla mucho de la creciente oposición de los norteamericanos al gasto de guerra en Irak, pero ¿que piensan los británicos?

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