viernes, 18 de noviembre de 2005

Don Santiago Carrillo y don Manuel Fraga

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Félix Población

Ayer, en su excelente aunque breve programa El Suplemento, Guillermo Orduna reunió ante los micrófonos de RNE, Radio 1, a don Santiago Carrillo y a don Manuel Fraga. El motivo de la cita era una revisión forzosomante muy general de los treinta años de reinado de Juan Carlos I en los que ambos políticos jugaron un decisivo y determinante papel.

Fue una pena, en efecto, que el magnífico programa de Orduna no contara para la ocasión con un suplemento especial a la media hora diaria. Si la entidad de los protagonistas y su criterio sobre el periodo histórico a interpretar eran ya de un interés evidente, no lo era menos, en las actuales circunstancias políticas del país, la ejemplar predisposición al diálogo de don Santiago y don Manuel en aquella etapa en extremo azarosa.

Fue en verdad modélica la actitud tolerante de ambos políticos, provenientes de dos Españas que se habían combatido a muerte, para tejer aquella libertad sin ira de la transición a la que asediaban un sin fin de riesgos y eventualidades. En torno al quehacer de los forjadores de la democracia española se apiñaban procelosas asechanzas del franquismo nostálgico. Al timón de aquella nave en singladura hacia la libertad, hombres como don Adolfo Suárez y los señores Carrillo y Fraga tuvieron el atinado pulso político requerido para aquella delicada coyuntura.

Don Santiago echa ahora de menos que la oposición haya perdido los papeles y no se parezca en nada a la de aquel tiempo. Piensa que el Partido Popular pretende aplicar la misma plantilla que acabó con la anterior etapa socialista. Pero entonces, el gobierno del PSOE estaba desgastado tras trece años en el poder y hoy, en cambio, lo que parece pesar en el PP es su desazón tras una derrota electoral de la que en el fondo se siente culpable.

Si a eso añadimos el cada vez más espeso caldo de cultivo de la crispación y el revisionismo histórico del franquismo, servido a destajo por ciertos comunicadores sin escrúpulos y algunos seudohistoriadores comerciales, puede que lleguemos a la conclusión de que ese tipo de clima favorece a la oposición, tal como parecen enunciar las ultimas encuestas en intención de voto.

Pero si ni así ha podido el Partido Popular desbancar al PSOE en la preferencia de la ciudadanía, es porque hay una España mayoritaria muy sensata que no muerde el anzuelo de la demagogia ni el catastrofismo. Mucho menos el de la ira que don Santiago y don Manuel pretendieron enterrar con su ejemplo hace ya casi treinta años.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La discreción de Fraga perdió con la edad, mientras que la de Carrillo fue a más, quizá porque uno permaneció en el poder más de los debido, y aún quiere ser senador, y el otro se reitiró de la política a tiempo.

Anónimo dijo...

Esos señores entonces, cuando la transición, apetecían poder y entonces además había miedo al ayer, por eso se cuidaron de no armarla con las tonterías de ahora.

Anónimo dijo...

Más la de Carrillo, ¿no les parece?, me refieron a ejemplo de tolerancia, claro.

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