lunes, 3 de octubre de 2005

Del Estatut, el rey, Bono masón y el cantar como sentido, entendimiento y razón

Félix Población

La febril calentura españolista que afecta a los medios de información proclives o insertos en la médula ideológica del Partido Popular ha llevado el otro día a dos de los más caracterizados, la Cope y El Mundo, a pedir explicaciones al rey por su silencio ante el nuevo Estatut aprobado por el Parlamento de Cataluña.

En un caso, como no podía ser menos, con cierta chacota crítica por parte de don Federico, que debe ser republicano, y en el otro a través de un artículo publicado en el diario de don Pedro el de la Jota y suscrito por un ex cargo gubernamental, Santiago Arauz de Robles, próximo al PP. El señor Arauz demandaba a Juan Carlos I un posicionamiento censor ante la amenaza que, según su criterio, representa para la unidad de España el documento recientemente aprobado por el tripartito catalán con el concurso final de CIU.

Como si la Casa Real estuviera muy atenta a esas declaraciones, horas más tarde el Rey tuvo la perspicacia de hablar, sin mencionar para nada el Estatut, en la Academia Militar de Zaragoza. Lo hizo, además, tal como compete a su inequívoco papel al frente de una monarquía constitucional, sin involucrarse en pugnas políticas pero reafirmando la unidad en la pluralidad de España que representa la actual Constitución.

Sin duda a las calenturientas mentalidades retrógradas que azuzan los bancos de la oposición subaznariana esas palabras le habrán sabido a muy poco. ¡Con lo bien que luciría en este caso un monarca chapado a la antigua, capaz de desmandarse con cualquier soflama patriotera que rindiera tributo al más rancio absolutismo! Bien que lo ha de sentir el refrito historiador don Ricardo de la Cierva, tan curtido en justificar los rigores de los viejos regímenes y apelar a la insidiosa misión disgregadora de los sempiternos contubernios judeo-masónicos.

Ha sido él precisamente quien acaba de acusar al ministro don José Bono, católico confeso donde los haya, que incluso ha hecho públicas sus confidencias rogativas a la virginal patrona de su pueblo manchego por el porvenir constitucional del Estatut, de ser un masón encubierto adscrito a la Orden Martinista Sinárquica, núcleo al parecer de la Masonería Rectificada Cristiana.

Con eruditos de ese alcance y voceras como los que pregonan La Mañana de los obispos con amotinado repique, tanto en Cataluña como en el resto de España lo que debe primar es una ciudadanía responsable, no manipulable por los extremos y al margen de todo sectarismo partidista o segregacionista, capaz del entendimiento y la convivencia solidaria en la diversidad y mutuo reconocimiento y aprecio de nuestras identidades.

De aquella tierra, a la que por amistad y cultura profeso el máximo cariño y respeto, se trajo mi hija este verano un par de canciones infantiles que ya forman parte de su pequeño patrimonio musical. Que nadie vuelva a poner en cuestión con fobias de intolerancia su libertad de cantarlas, porque de ese conocimiento y esa facultad de expresión, gestionados por maestras como la dulce Maria-Dolors Arumí desde el amor y la pedagogía, dependerá el abrazo de progreso y mutuo enriquecimiento vital de nuestras tierras, llámense naciones, regiones, nacionalidades o países.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La prosa es muy bonita y entrañable, señor Población, pero el Estatuto de Cataluña rompe la España constitucional y eso está muy claro, asi que lo que cumple es decirlo. Otra cosa es que haya extremistas en los dos lados que se aprovechen de lo uno y de lo otro.

Anónimo dijo...

Los extremos están en Cataluña, que es donde se redactó, no en donde puede criticarse sin temor a ser considerado españolsta.

Anónimo dijo...

Desde Cataluña:
Estoy impresionado, querido Félix, por las opiniones vertidas en tantos medios de comunicación sobre el Estatut, que casi nadie ha leído. Y me sonrojan los disparates que incitan al odio entre hermanos. Aquí pensamos que, bueno, lo ha compuesto y votado una mayoría enorme del Parlamento Catalán. Que eso algo significa en democracia. Y que su lugar de discusión es en las Cortes de España. En este país,a través de los medios, ejercen de constitucionalistas, a bocajarro y a presión, los jueces, los obispos, la monarquía, los ministros, y tutti quanti. La Constitución, además, es un texto polisémico, susceptible de más de una interpretación. Por eso hay un Tribunal Constitucional. En Cataluña todos los partidos, salvo el PP, lo han visto extremadamente constitucional.Y se sigue el juego democrático. Pero qué triste para un catalán percibir esta condena "avant la lettre" de una parte de la sociedad española. Y esos brotes de intolerancia, de mala disposición anímica para escuchar la voz de un pueblo...
En fín, cantemos canciones, que eso une a las personas. Las canciones permanecen, la política pasa.

Anónimo dijo...

Donde dijo hermanos debería haber dicho españoles el autor del anterior comentario. Estaría mucho más claro aunque suene peor.

Anónimo dijo...

Después del plan del Lehndakari, que también era anticonstitucional, el Estatuto del Triparetito correrá parecida suerte, porque también lo es. No creo que la cosa llegue a celebrar unas nuevas elecciones en Cataluña, pero así fuere estoy convencido de el beneficiario sería el PSOE más que Esquerra Republicana, como le pasó al PNV en Euskadi.

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