Celestina Tenerías
Que conste, por precisarlo antes de que me asome el elogio periodístico a flor de labio, que no he leído ninguno de los dos libros premiados de don Pablo Aranda (Málaga, 1968) y que por lo tanto me reservo mi juicio sobre sus facultades como narrador. El titulado La otra ciudad, finalista del Premio Primavera, promete mucho por la historia que trata, pero ya se sabe que las literatura no es sólo eso sino el arte de contarlo, sobre todo. Lo que sí he leído hoy, sin ir más lejos, es un artículo del escritor, breve, afilado, saleroso y con la hondura suficiente para que esas flores de un día que son los comentarios de actualidad rebasen lo superfluo y empapen al lector de un poso reflexivo. El que aquí se recomienda versa sobre la galopante granjería de la especulación urbanística. Buscaré a don Pablo en su columna del diario Sur a partir del día de la fecha y no tardaré en leer su novela. No anda muy sobrado el columnario ibérico de plumas como la suya. Máxime cuando acaba de perder a una de las más destacadas.
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