lunes, 8 de agosto de 2005

La policía vasca y los cachorros de ETA

Lazarillo

Dos policías vascos acaban de denunciar que uno de sus mandos obstruyó la detención de un grupo de la kale borroka el día en que estos desalmados atacaron el juzgado de Bergara, en Guipúzcoa. La noticia es preocupante en un momento en que esas pandillas de nazis embrionarios vuelven a campar por las calles de Euskadi con su chulería vandálica. Se ignora si tal proceder obedece a la mayor permisividad con que vuelve a contar en su país de origen ante el acoso y diezmada capacidad de matanza de sus tutores. Lo cierto es que, tal como ha demandado la oposición al PNV, actitudes como la del mando de la ertzaina no deben permitirse.

En ese sentido es censurable que el alcalde de Guecho, Iñaki Zarraoa, minimice políticamente los efectos de ese terrorismo callejero y tenga la feliz iniciativa de favorecer el itinerario de los cachorros de ETA con una medida muy reprochada por algunos de sus conciudadanos. El señor Zarroa se ha gastado 26.000 euros de los gechotarras para identificar con un pin a los euskohablantes de su ciudad, entre los que se incluyen todo tipo de establecimientos comerciales.

Es posible que con semejante idea don Iñaki se haya sentido muy a gusto por el reforzamiento de su pedigrí nacionalista, incapaz de asumir que el sentido de las lenguas no es otro que la comunicación, no la diferenciación excluyente. Mucho menos cuando ésta, tal como sucede en Euskadi, comporta la privación de libertad expresiva y un riesgo de agresión por parte de esas catervas de jovenzuelos tarados para la convivencia.

Si a estos individuos se le señala qué ciudadanos están libres de agresión y dónde han de ejercer su barbarie, debemos convenir en que el pín de Zarraoa -tal como están las cosas- sólo puede jugar a favor de una Kristallnacht, aquella noche en que otra comunidad segregada, la judía, comenzó a vivir su holocausto en la Alemania nazi.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El nacionalismo más civilizado tiende con facilidad al nazionalismo. Sólo hace falta que sus opositores tengan un poco de complejo nacionalista en contra.

Anónimo dijo...

Los nacionalismos se repelen.

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