martes, 9 de agosto de 2005

Arde la Península

Celestina Tenerías

Se sabía que éste iba a ser un verano en estado de alerta. Las altas temperaturas y la larga sequía aconsejaban la máxima prevención en la vigilancia de nuestros bosques. Un gran incendio en la provincia de Guadalajara, saldado con once víctimas, dio la sensación a la ciudadanía, a juzgar por lo datos revelados, de que la administración no actuó con la requerida eficiencia ni la proporcionalidad debida en medios de extinción. Por desgracia, y aunque con unas consecuencias no tan nefastas, este fin de semana ha servido para reiterarnos que las actuaciones siguen siendo insuficientes.

Hasta treinta focos de notoria consideración se han registrado en los últimos días a lo largo de nuestro territorio, con dos fallecidos más en el balance de víctimas. El total de superficie quemada nos retrotrae a las peores cifras de hace una década. Eso demuestra que incrementar en siete aeronaves el número de vehículos disponibles (69 en total) por parte del Ministerio de Medio Ambiente es irrisorio. También, que la limpieza de nuestros bosques dista mucho de ser la adecuada en evitación de riesgos. Y que contra el fuego, el apoyo mutuo entre las Comunidades es imprescindible y obligado desde los primeros momentos del siniestro para que no ocurra lo que sucedió en Guadalajara.

En este sentido sorprende, aunque poco se pudiera hacer con nuestra actual disponibilidad de medios, que no haya existido con Portugal una colaboración ante la gran desgracia sufrida por el vecino país. Allí, donde la política forestal y la concienciación ciudadana es aún más irresponsable, se está repitiendo la desoladora devastación de hace un par de años. Cerca de setenta mil hectáreas de bosque han ardido y siguen ardiendo al norte y al sur del territorio luso. El panorama es tan aciago que los biólogos hablan ya de un futuro pais da pedra si no se enmienda drásticamente tan nefasta trayectoria.

No se tiene noticia de que los efectos del fuego estén siendo tan arrasadores en otras naciones del área mediterránea. Quizá conviniera que Lisboa y Madrid, ante su larga experiencia en no atajar de mejor modo el arrasamiento de sus bosques, suscribieran algún acuerdo efectivo en evitación de que no sólo Portugal sino toda la península comparta ese negro diagnóstico de los biólogos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No se toma en serio la política de conservación, limpieza y prevención. Brigdas de parados dedicados antes del verano a la limpieza de los bosques, eso es lo que se necesita.

Anónimo dijo...

Brigadas de parados,... y trabajo en el monte como cumplimiento de ciertas penas, y campos de trabajo de jóvenes voluntarios, o como reeducación de personas asociales, y ayudas a ganaderos, agricultores y sociedades rurales para que no abandonen el medio...

Anónimo dijo...

Estoy convencida de que miles de jóvenes parados estarían satisfechos con un trabajo de limpieza en nuestros bosques. Pero esas cosas no se les ocurren a nuestros políticos.

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