martes, 2 de agosto de 2005

El silencio del Vaticano cien días después

Melibea del Huerto

Como una no es dada al eclesial seguimiento de la Santa Madre, les confieso que a la hora de escribir estas líneas he dudado acerca de la identidad ordinal del nuevo Papa, elegido hace poco más de cien días. Y es que, aparte de las personales descreencias propiciadoras de mi amnesia, Benedicto XVI está siendo de una discreción suma en sus públicas manifestaciones acerca de la doctrina de la católica iglesia. Al lado de su predecesor, tan lleno de protagonismo expresivo, se diría que Ratzinger está manteniendo una cautela significativa.

Se podría pensar que tras las siempre opacas y secretistas puertas del Vaticano se está cociendo, desde que Benedicto XVI subió al solio de san Pedro, la estrategia a seguir por la institución tras el largo pontificado de Juan Pablo II. Desde las instancias más próximas a los grupos de influencia que decidieron la trayectoria doctrinal del Papa polaco, acaso se estén planificando algunas sutiles variaciones que aproximen a la iglesia de Roma a la realidad de nuestro tiempo. Puede, también, que el silencio se deba a la pugna que esos mismos grupos sostengan actualmente para decidir cuál de ellos impulsará el próximo devenir de la institución.

Quienes tienen nociones acerca de los llamados Legionarios de Cristo y el Opus Dei, dos poderosas organizaciones con meta en El Vaticano, saben que entre una y otra median algo más que distinciones de matiz. Algunos expertos consideran que la cauta actitud doctrinal de Benedicto XVI puede deberse a que el peso en la balanza de influjo por parte de una u otra aún no se ha decantado.

Por eso quizá, a falta de información al respecto que nos sitúe con certeza o aproximación verosímil en los derroteros del porvenir ideológico de la institución -más o menos progresista, más o menos conservador-, sólo podemos sacar de las agencias, como última noticia relevante, la que nos habla del Papa Ratzinger como nueva figura de cera en el Museo de Madrid. Muy poca cosa y de muy precario estímulo después de cien días al frente del poderoso Vaticano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tan decisiva como es la influencia de la iglesia católica, uno se pregunta por qué los informadores no se plantean la información acerca de la falta de información.

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