domingo, 28 de agosto de 2005

Dubrovka, Beslán y la Rusia de Putin

Lazarillo

Coincidiendo casi con el aniversario de la masacre de la escuela de Beslán, en Osetia de Norte, que costó más de 300 muertos sin que se haya podido juzgar más que a uno de los terroristas autores del secuestro, acabo de leer el libro de Anna Politkovskaya La Rusia de Putin (*). Como se recordará, esta periodista sufrió un intento de envenenamiento en el avión que la trasladaba a Beslán con intención de mediar en el conflicto. Ya había intervenido dos años antes, en el secuestro por terroristas chechenos del teatro Dubrovka de Moscú, donde su ayuda fue decisiva para la salvación de rehenes antes de que pereciera más de un centenar como consecuencia de la toma del recinto por las tropas rusas.

Politkovskaya se refiere en su libro a esas dos tragedias, así como a la segunda guerra de Chechenia, como claros ejemplos -sobre todo- de la falta de rigor e independencia de la justicia y los medios de información en la Rusia de Vladimir Putin. Respecto a Beslán nada se sabe de los terroristas huidos, así como de los rehenes que desaparecieron probablemente con ellos para facilitar su escapatoria. Sobre la ocupación del teatro moscovita, aparte de ignorarse la identidad del gas utilizado por orden expresa de Putin, Politkovskaya recoge testimonios escalofriantes acerca de la actuación del ejército.

En octubre de 2004, dos años después de la matanza del teatro Dubrovka, se celebró en el lugar un acto conmemorativo de recordación. Para darse una idea del grado de recelo y distanciamiento que mantiene la administración ante quienes sufrieron la muerte de los suyos y siguen reclamando explicaciones, las autoridades rusas acudieron horas antes a la convocatoria para no coincidir con la presencia de los familiares de las víctimas.

Sostiene Politkovskaya que más de 6.000 miembros del antiguo KGB soviético siguieron a su teniente coronel Vladimir Putin hasta el poder para copar los más altos cargos del país. Hemos salido arrastrándonos de las vieja Rusia -afirma- y nos hemos metido en una nueva Rusia todavía infestada de los viejos piojos soviéticos. La autora confiesa su rotunda animadversión hacia el nuevo zar al frente del Kremlin, y su libro, aunque sólo sea por tratarse de un testimonio excepcional entre la poca información que nos llega de aquel país y de un régimen político que occidente ha asumido, merece por lo menos una atenta lectura (**)

* Politkovskaya, Anna: La Rusia de Putin. Edit. Mondadori-Debate, Barcelona, 2005.
** Hoy mismo sale publicado en el diario El País un reportaje titulado 365 días de luto en Beslán que ni siquiera cita a Politkovskaya, aunque sólo fuera para contrastar los datos que maneja la reportera.

Más artículos sobre la masacre de Beslán en Diario del Aire (7-09-04, 14-11-04,12-01-05 y 15-05-05). Y un enlace recomendable para saber lo que no nos cuentan y no cuentan con las simpatías de Putin: Kavkazcenter

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí que extraña que Pilar Bonet, la autora del reportaje, no tenga en cuenta el libro de Politskaya, sobre todo porque hubiera tenido oportunidad de entrevistarla y dar los últimos datos referentes a la masacre de Beslán. Recuerdo haber leído una crítica no muy positiva en El País sobre el libro de la periodista rusa. No se decía que era poco de fiar pero casi. También resulta extraño que Politskaya diga cosas que sólo ella puede al parecer decir en Rusia. No conozco otra información que ataque tan directamente a Putin.

Anónimo dijo...

La información crítica sobre el régimen de Putin es tan escasa que es preocupante. Sólo por eso merece la pena leer el libro de Anna.

Publicar un comentario