lunes, 29 de agosto de 2005

Benedicto XVI se reúne con los ultras de Lefebvre

Félix Población

Sorprende hasta la decepción más categórica y definida que pueda guardarse respecto al Vaticano, en los inicios de un papado inserto en el nuevo siglo, cuando son crecientes e incluso acuciantes las divergencias con los sectores más progresistas de la iglesia de Roma, que Benedicto XVI opte por reunirse en principio, hoy mismo, con la facción más conservadora del catolicismo.

Quienes tendrán ese privilegio serán los representantes la llamada Sociedad San Pío X, presidida por el obispo Bernard Fellay, descendiente de aquel otro de tan integristas postulados, monseñor Marcel Lefebvre, que El Vaticano hubo de excomulgarle por provocar un cisma en 1988. Se conoce que ese riesgo aún persiste, a juzgar por la celeridad con la que Ratzinger ha buscado el encuentro. Y si no persiste, mucho peor, porque acaso cabría suponer que la cita se debe más a afinidades que a diferencias.


Monseñor Fellay, de nacionalidad suiza, se caracterizó no hace más de un año por sus críticas al papa agonizante, Juan Pablo II, de quien dijo que su aperturismo a otras religiones supuso algo así como una peligrosa vía de agua en la nave de la iglesia. Renegar de ese acercamiento, así como de la modernización del catolicismo que supuso el Concilio Vaticano II, son los pilares ideológicos de ese credo disidente sustentado por más de 450 sacerdotes en todo el mundo.

Como defiende el cineasta Mel Gibson, afamado miembro de la citada sociedad y autor de ese martirizador y torturante film sobre la agonía y muerte de Cristo, se sostiene desde esas instancias que en los últimos 40 años la iglesia romana se ha tornado excesivamente liberal.

Desconozco el grado de implicación que esa añeja comunidad lefebvriana asume como compromiso evangélico en el tercer mundo. Ignoro cuántos de esos cuatro centenares y pico de sacerdotes colaboran con su trabajo presencial en erradicar la miseria, las enfermedades o el analfabetismo. Lo cierto es que quienes sí se han entregado desde la fidelidad de la doctrina cristiana en ayuda de los más desfavorecidos, probablemente no tengan tiempo disponible para dedicarse a teorizar tomando como más ambiciosa perspectiva la del espejo retrovisor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada oveja con su pareja, sobre todo si se trata de ovejas descarriadas.

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