viernes, 5 de agosto de 2005

Caso Almería 2

Lazarillo

En plena escalada de la violencia terrorista, tras el asesinato en Madrid de un general y tres meses después del fallido golpe de Estado del 23-F, tres jóvenes de Santander perecieron en dependencias de la Guardia Civil como consecuencia de las torturas a que fueron sometidos. Su delito fue asistir a la primera comunión de un hermano y ser confundidos con un comando etarra. De tan infamante episodio el director Pedro Costa hizo dos años después una discreta película, El Caso Almería, cuyo asunto esperábamos quedara inserto en la filmografía española como una de las manchas más ominosas e irrepetibles de nuestra joven democracia.

Pero no, más de veinte años después, en la misma provincia y como consecuencia de una simple detención a quien parecía conducir su vehículo en estado de embriaguez o similar, hay indicios de que tal ciudadano, un modesto agricultor de constitución aparentemente vigorosa, recibió similar trato en un cuartel de la Benemérita al de los jóvenes montañeses, con las mismas y fatales consecuencias.

El primer caso fue muy sonado por el denuedo con el que el Partido Socialista atacó al gobierno de UCD, sin que unos meses después, con don Felipe González en la Moncloa, hubiera precisamente por parte de su gabinete mucho celo en aclararlo. El segundo, con los socialistas otra vez en la Moncloa, sí parece que haya una inequívoca voluntad de transparencia.

En ese sentido es reprochable que el señor Alonso, ministro del Interior, haya encargado en principio a su segundo comparecer en el Congreso a tal fin. En tan graves circunstancias, según ha corregido y demandado el señor presidente del gobierno, sólo al titular de la cartera le compete por obligación dar explicaciones.

Es de esperar que la información aportada sea convincente y que, de haber responsabilidades, purguen los culpables con la máxima pena. En cuanto al señor director de la Guardia Civil, sus manifestaciones favorables a la garantía que le da el limpio historial del teniente supuestamente implicado pecan, por lo menos, de imprudencia, tal como sostiene la Asociación Unificada de la Benemérita. Un corporativismo tan radical, con un fallecido de por medio, denota escasa inteligencia y un poco menos de sensibilidad.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto huele muy mal y no lo va a arreglar una comparecencia.

Anónimo dijo...

Estas películas retardan el concepto democrático de un Estado. Por si no teníamos bastante con los militares golpistas de la primera transición.

Anónimo dijo...

En cuanto a las comparecencias, no entiendo porqué debe ser el Ministro el encargado de darlas, cuando al él, tan solo le pasan un discurso preparado por otros para leer.

Envidio a Inglaterra esa manera de llevar esta clase de sucesos, como allí, comparece el responsable de la investigación y no un señor al que le escriben lo que tiene que decir. Digo esto, porque me extraño -a la vez que me gustó- que el jefe de la policía fuera quien diera periódicamente los partes de información -aunque, casi desinformación- durante el 7-J.

Un saludo!!

Anónimo dijo...

Lo ideal sería que fueran los dos, quien lleva la investigación y el ministro como jefe superior y responsable ante el Parlamento del gobierno de la nación en esa materia.

Anónimo dijo...

Posponer esa comparecencia para el día 16 me parece excesivo caundo la sociedad demanda cuanto antes las explicaciones. Deberían darse ya.

Anónimo dijo...

No se aclarará nada.

Anónimo dijo...

El Caso Almería tuvo mucha historia. Buen post.

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