domingo, 17 de julio de 2005

Teoría y práctica de la estupidez (*)

Lazarillo

La finalidad de este libro es ayudar a reducir la vulnerabilidad humana, dice mi admirado José Antonio Marina al final de la introducción de la obra que me permito recomendar sin reservas a quienes no la conozcan. Como todas las de este autor -y ya lleva un buen número publicadas, desde Elogio y refutación del ingenio, Ética para náufragos y El laberinto sentimental a Crónicas de la ultramodernidad y Los sueños de la razón, entre otras-, en la que lleva el subtítulo que encabeza estas líneas se manifiesta una vez más la perspicacia crítica unida a la inteligencia expositiva, características que hacen de Marina un pensador de hondura clara y palabra próxima. Extraigo los párrafos que siguen como mejor evidencia del interés que puede despertar un asunto de significación tan sugestiva como el que da nombre al volumen: La inteligencia fracasada. Puesto que hay una teoría científica de la inteligencia -sostiene el autor-, debería haber otra igualmente científica de la estupidez. Creo, incluso, que enseñarla como asignatura troncal en todos los niveles educativos produciría enormes beneficios sociales.

La inteligencia fracasa cuando es incapaz de ajustarse a la realidad, de comprender lo que pasa o lo que nos pasa, de solucionar los problemas afectivos o sociales o políticos; cuando se equivoca sistemáticamente, emprende metas disparatadas, o se empeña en usar medios ineficaces; cuando desaprovecha las ocasiones; cuando decide amargarse la vida; cuando se despeña por la crueldad o la violencia.

Con este libro expulso a la inteligencia de su trono platónico, donde se dedicaba a las puras tareas de la razón pura, a labores de aguja matemáticas, a encaje de bolillos cartesianos, y la sumerjo en la vida diaria, en los laberintos palpitantes del corazón, en la impura razón práctica. El gran objetivo de la inteligencia es lo que llamamos felicidad y por ello todos sus fracasos tienen que ver con la desdicha.
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(*)Marina, José Antonio: La inteligencia fracasada: Teoría y práctica de la estupidez: Editorial Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona, 2004.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un libro de verdad imprescindible. También aconsejaría del mismo autor "La lucha por la dignidad", en colaboración con María de la Válgoma, sobre todo porque en estos tiempos es un valor a la baja, la dignidad.

Anónimo dijo...

¿Y Bush? ¿Es Bush un fracaso de la inteligencia democráticamente elegido por su pueblo? Esta claro que como fuente de desdichas sí lo es para el país que invadió, Irak, esa sangría cotidiana ante la que los líderes occidentales no proclaman ningún tipo de indignación ni reproche.

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