Melibea del Huerto
De Refranes, el último artículo publicado por el escritor uruguayo Eduardo Galeano en el prestigioso diario argentino Página/12, entresaco el fragmento que sigue en el que autor calcula que serían 300.000 los norteamericanos víctimas de una impensable invasión de su país por Irak, cifra proporcional con la que USA ha causado hasta ahora en aquella nación tras la invasión de hace poco más de dos años. El resto del texto, visitable a través de Nuestra América, no deja de ser igualmente interesante, como cabe suponer en un escritor de la dignidad intelectual y compromiso ético y social de Galeano, cuyo libro Patas Arriba, en esta misma línea de periodismo crítico, siempre me permito recomendar como lectura vital para nuestras conciencias:
Los bombardeos contra Afganistán y contra Irak ¿no fueron, no siguen siendo, atentados terroristas, que en el caso de Irak se repiten día tras día? ¿No es siempre, o casi siempre, la clase trabajadora quien pone los muertos en los atentados y en las guerras? ¿No merecen el mismo respeto y la misma compasión las víctimas de cualquier expresión del desprecio por la vida humana?. Sin comerla ni beberla, no menos de tres mil campesinos fueron despedazados por las bombas que buscaron, y no encontraron, a Bin Laden en tierras afganas. Y no menos de 25 mil civiles, muchos de ellos mujeres y niños, fueron despedazados por las bombas que buscaron, y no encontraron, las armas de destrucción masiva en Irak, y por el baño de sangre que sigue provocando la ocupación extranjera del país. Si Irak hubiera invadido a los Estados Unidos, anormalidad que a nadie se le pasa por la cabeza, las víctimas civiles serían, en proporción, trescientos mil norteamericanos. Por los siglos de los siglos resonarían en el mundo los truenos de semejante horror. Como los muertos son iraquíes, rápidamente se convierte en costumbre. En 1776, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos afirmó que todos los hombres son creados iguales, pero poquitos años después la primera Constitución aclaró el concepto: estableció que en los censos de población, cada negro equivalía a las tres quintas partes de una persona. ¿A cuántas partes o partecitas de una persona equivale, hoy día, un iraquí?
“Unos son más iguales que otros”, dicen que dicen.
1 comentario:
¿De dónde le viene a Galeano esa frescura crítica, esa capacidad de señalamiento tan llena y corrosiva? Sin duda de un estado mental sumamente alerta ante el peligros entorno que se nos viene encima.
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