martes, 5 de julio de 2005

Piqué pica espuelas

Melibea del Huerto

Por más que se empecinaran en un disciplinado silencio, en los círculos de opinión del Partido Popular más próximos a la sociedad vigente se atisbaba una insatisfacción crítica con la línea ultraconservadora del señor Aznar y sus fieles delfines. La pérdida del gobierno de la Xunta, último traspiés de don Mariano Rajoy en su encadenada saga de derrotas electorales, ha bastado para que desde Cataluña, nación la más dada a una órbita inteligente y provechosamente moderna de la política, se escuchara el primer reproche.

El señor Piqué, secretario general del PP en aquella Comunidad, no ha podido ser más cauto en su crítica, como así lo aconseja una formación que mantiene entre la ciudadanía grandes expectativas de voto y precisa, frente a cualquier asomo de disenso rupturista desde el interior, una perspicaz cohesión capaz de sustentarla como alternativa de gobierno al Partido Socialista.

Don Josep, que para algo ha demostrado su capacidad política a lo largo de un currículum más que meritorio, ha tratado de picar espuelas a un caballo, el de su partido, atorado y remiso a una cabalgada por los surcos del presente, con una peligrosa tendencia ideológica retrospectiva que sólo ha de servirle para minar sus posibilidades de audiencia y seguimiento entre los electores.

Algunos de los compañeros aludidos en las manifestaciones del señor Piqué, sin que la mención fuera en todo caso recriminatoria, enseguida han apelado a la necesidad de la unidad en evitación de divisiones que favorezcan a sus adversarios políticos. Eso demuestra una vez más lo feble que es el armazón diseñado por don José María Aznar para conformar un partido con proyección de porvenir.

El señor Piqué se ha limitado a exponer lo que en no insignificantes sectores del Partido Popular es un criterio en expansión creciente. Por eso, si tal como don Josep ha dicho él ya tiene un nombre in mente para que ese criterio se encauce en un liderazgo a tono con un espectro más centrista, es de prever que esa corriente de pensamiento se desborde si desde el PP no se saben asumir críticas tan moderadas como constructivas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Por vivir del ayer y de Aznar, el partido popular se puede convertir en un castillo de naipes. Por eso cualquier crítica, por ligera que sea como la de Piqué, es tomada como una indisciplina que amenaza la unidad del partido. Lo malo de esto es que puede ser verdad si no le dan carpetazo a Aznar, que sigue dando palos de ciego cada vez que habla, no se sabe si para erigirse en salvador de una nave que él mismo está hundiendo.

Anónimo dijo...

Piqué ha pedido disculpas por sus declaraciones, que Acebes y Zaplana son el pasado, ha pedido disculpas por decir la verdad y ha puesto su cargo a disposición del partido. Lo que Piqué quiere es irse al partido que venga, con más futuro y porvenir que el de Aznar.

Anónimo dijo...

Acebes da por zanjado el asunto tras las disculpas de Piqué. Más le vale no meneallo, como la mierda de Sancho en el episodio de los batanes, por si el curioso lector se acuerda. Pero el asunto va a traer cola este mismo otoño. Estoy convencido de que el líder oculto de Piqué y el PP de Cataluña van a tener más de una reunión secreta este verano. Algo se sabe ya en Madrid de eso. Y no digo más porque me pillan, y uno está sólo para servir a los amigos cuando éstos se empeñan en escribir una bitácora sencillita y bien informada como Diario del Aire. Como por su corta audiencia no va a quedar testimonio de esta premonición, la repito: este verano va a cocinarse algo en el PP que ni los más avisados saben cuándo y dónde.

Anónimo dijo...

Piqué y Gallardón, dos que no pegan en el PP de Ansón.

Anónimo dijo...

Puede que Piqué se haya adelantado a decir lo que otros muchos callan. No pagará nada por ello. Antes bien se beneficiará de su previsión.

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